Cien profesores luchan por salvar el corralón de 1900
Un nutrido grupo de docentes de Historia suman esfuerzos
para reclamar el arreglo urgente del inmueble
ALFONSO VÁZQUEZ La Opinión de Málaga
Profesores de Geografía e Historia de toda la provincia han
vuelto a movilizarse para tratar de salvar el Corralón de las Dos Puertas, en
el Centro Histórico, que da a las calles Curadero y Rosal Blanco, y pedir que
se tomen medidas urgentes de conservación, después de que los inquilinos fueran
desalojados en abril y el edificio fuera clausurado por ruina. El corralón
pertenece a Epsa, empresa de la Junta de Andalucía.
El profesor Julio Carralero, que representó a más de 100
profesores de toda la provincia en el pleno municipal de diciembre de 2011,
cuando intervino pidiendo la protección de este corralón, edificado en 1900,
acaba de enviar sendas cartas al actual coordinador general de Urbanismo en el
Ayuntamiento, Diego Maldonado; el gerente provincial de Epsa, Juan Peñas, y el
delegado de Vivienda de la Junta, Manuel García Peláez, en las que pide
«medidas urgentes para la conservación del Corralón de las Dos Puertas».
«Lo principal es que no siga deteriorándose; más adelante
hay que procurar la rehabilitación pero lo primero es protegerlo de la lluvia,
que puede pudrir los materiales y hacer que se vayan descomponiendo poco a poco
a poco», explicó a La Opinión.
Se da la paradoja de que finalmente los profesores de
instituto, junto con instituciones como el Departamento de Historia del Arte de
la UMA, la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, que elaboró un informe y
el Colegio de Licenciados y Doctores en Filosofía y Letras y en Ciencias, así
como asociaciones en defensa del Patrimonio, lograron que el pleno de 2011
aprobara la inclusión del inmueble en el catálogo de edificios protegidos del
Centro con grado I. La inclusión impedía que Epsa pudiera demoler el edificio
para hacer 23 viviendas sociales y 35 plazas de aparcamiento.
Precisamente la carta enviada a Epsa por el profesor
Carralero recuerda que «las normativas autonómica y municipal desarrollan el
deber de conservación del propietario» y destaca que la intensidad de las
lluvias de otoño ha sido lo que instó a Urbanismo al desalojo de los vecinos.
La misiva también recuerda: «Nos consta que las cubiertas
tienen zonas por las que se producen apreciables filtraciones de agua pluvial,
debido en parte a la acción negligente de un individuo que hace tiempo retiró
elementos de ella en una zona». Esta acción, por cierto, la achacan los
inquilinos a las acciones de acoso inmobiliario del anterior propietario, a
quien ahora han llevado a juicio, alegando falta de mantenimiento, lo que ha
llevado a la situación actual.
Las cartas enviadas recuerdan la desaparición de la mayoría
de corralones populares que quedaban en pie cuando llegó el nuevo siglo, y
recalca que el edificio de la calle Curadero «constituye un legado histórico de
valor excepcional, una verdadera reliquia del pasado de la ciudad, una última
muestra original, digna y representativa del prototipo de tipología
arquitectónica del corralón (...) que ilustra un modo de existencia y
convivencia típicos del pueblo llano».
A este respecto, el profesor de la UMA Francisco García
Gómez, experto en estos inmuebles, ya informó en su día de que de los 43
corralones que sobrevivían en Málaga en el año 2000, doce años más tarde se
habían derribado 37. Por este motivo, la carta remitida a Urbanismo compara la
situación de Málaga con la más respetuosa de Sevilla, donde sobreviven muchos
más edificios de este tipo, «y no digamos en Córdoba, donde más de los 200
patios no solamente gozan de protección, suponen un atractivo (....) y fueron
declarados el año pasado nada menos que Patrimonio inmaterial de la Humanidad».
Entiende el profesor malagueño que una vez se ha
salvaguardado la seguridad y el bienestar de los antiguos vecinos, «es el
edificio el que necesita ser objeto de atención y cuidado» y su gran valor
patrimonial «justifica sobradamente los gastos que vayan a realizarse». Por
último, pide a Epsa «altura de miras para reconocer la responsabilidad y el
honor que le corresponde para cooperar» en la salvaguarda del corralón.
Adiós a toda una vida en la calle Curadero
Los 13 vecinos que vivían en este corralón, algunos de los
cuales habían nacido en él, fueron trasladados a finales de abril a viviendas
de alquiler de forma temporal. «Nos han repartido en casas de alquiler que
hemos encontrado nosotros y la Junta nos paga un tanto por ciento hasta que nos
encuentre una vivienda», explicaba el 25 de abril un portavoz, cuyo padre
llevaba viviendo en este edificio 44 años. Los vecinos han padecido en la
última década acoso inmobiliario por su anterior propietario, según informa la
Oficina del Defensor del Ciudadano, que en 2008 incluyó este corralón de 113
años en la publicación El acoso inmobiliario. Una lucha desigual. El caso de
Málaga.
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