LABORATORIOS DE ARQUITECTURA. Javier Boned Purkid
Un reciente concurso para Redacción de proyecto, dirección facultativa y otros trabajos de construcción de edificio administrativo , en la Avenida Ortega y Gasset 72 de Málaga convocado por la Consejería de Economía y Hacienda plantea en sus bases la siguienete condición sobre el nuevo edificio a proyectar: “ el edificio se emplazará en una parcela en la congruencia de la Avenida Ortega y Gasset con la calle Corregidor Francisco de Molina , en la que actualmente se ubica el laboratorio de control de calidad de la Consejería de Obras Públicas y Transportes, en desuso desde hace varios años y cuya demolición se prevé “.
Este condicionante no tendría mayor importancia de no haberse comprobado que este edificio en cuestión fue proyectado por el arquitecto Antonio Fernández Alba, Premio Nacional de Arquitectura en 1963 y 2005, Medalla de Oro de Arquitectura en 2002 y miembro de la real Academia de la Lengua,.Además la edificación presenta en la actualidad un aspecto envidiable, manteniendo íntegros sus valores arquitectónicos y constructivos, valores que merece la pena pararse a considerar. Inexplicablemente este edificio no ha alcanzado la categoría suficiente para conseguir el correspondiente grado de protección arquitectónica, siendo como es herencia viva de los presupuestos del movimiento modernos. El edificio es encargado ,en los primeros años de la década de los años setenta, al arquitecto Antonio Fernández Alba por Rafael de la Hoz Arderius, Director General de Arquitectura desde 1971, haciéndose cargo Jose Luis Armentero de la correspondiente Dirección de Obras en el año 1974.La función del edificio iba destinada a Laboratorio de Control de calidad de los materiales de las obras realizadas entonces por el Ministerio de la Vivienda , uso que siguió poseyendo con el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo y posteriormente con la Consejería de Obras Públicas y Urbanismo.
Así , una mirada detenida a las cualidades de este edificio puede servirnos para entender que la categoría y el calificativo de “protegida” que alcanza determinada arquitectura no debería estar circunscrita a la fecha de su construcción (generalmente anterior al siglo XIX), ni supeditada exclusivamente a valores tipológicos, pudiendo recaer su grandeza en otros parámetros mas propios de su época, que probablemente debido tanto a la excesiva cercanía histórica como a planteamientos que rondan evidentes prejuicios, no son lo suficientemente considerados.Los penosos avances que con respecto a la protección de su patrimonio está consiguiendo la arquitectura del Movimiento Moderno y en general toda la arquitectura producida en el periodo de entreguerras, son buenos ejemplos de ello (recordemos el derribo del albergue de Antequera de Carlos Arniches).
Los Laboratorios de Obras Públicas de la Avenida Ortega Y Gasset son una maravilla en cuanto a la ejecución y expresión de un material , el hormigón armado, que supuso un enorme cambio en cuanto a la cocepción estructural y formal de la arquitectura en la segunda mitad del siglo, y que se manifiesta en este pequeño edificio en una de sus versiones más cuidadas, con una concepción , diseño y finura en su ejecución inigualables. Es un edificio de una sola planta discreto y funcional pero lleno de detalles magistrales, una pequeña joya de aires orientales. El artesanal encofrado de hormigón armado está puesto en este caso al servicio de un impecable leguaje plástico, expresivo y cuasi-escultórico, recuperando esos valores de la textura, del ritmo y de la composición volumétrica que tan espectacularmente enriquecieron las manifestaciones arquitectónicas posteriores al Movimiento Moderno.
Hace unos años tan solo, de la noche a la mañana, la ciudad de Madrid se quedó sin un edificio de Miguel Fisac,-curiosamente también un edificio de hormigón armado-, los Laboratorios Jorba de 1967 , una autentica obra maestra. Su demolición supuso un duro golpe y una pérdida irreparable, para una cultura arquitectónica que no había podido , o quizas no había sabido establecer previamente los presupuestos legales para su conservación. Sin embargo, y volviendo a nuestro pequeño edificio malagueño, se debería tener en cuenta que en el plano-guía de la ciudad de Madrid, editado por la Concejalía de Turismo de Madrid y la Fundación Arquitectura aparecen numerosos edificios del arquitecto Antonio Fernández Alba. La ciudad de Málaga no debería prescindir de sus buenos referentes arquitectónicos, repitiendo errores del pasado y reconsiderar la validez patrimonial de este pequeño edificio, cuyo volumen es perfectamente integrable en un proyecto de nuevo edificio administrativo. Así habríamos dado un paso más en aras de la conservación de nuestro maltratado patrimonio , además de un buen ejemplo de sensibilidad cultural por saber dirigir nuestra mirada hacia los aspectos mas contemporáneos de la arquitectura, aspectos que a menudo siguen siendo injusta o escasamente tratados.
Javier Boned Purkid, doctor arquitecto y professor de Toría e Historia de la Arquitectura en la Escuela de Arquitectura de Málaga.
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