En las municipales de 2007 el PP prometió rehabilitarlo. Urbanismo asegura que se levantará una copia exacta para darle un uso sociocultural
ALFONSO VÁZQUEZ. MÁLAGA Las máquinas habían terminado con todo vestigio del caserón de la Virreina, un edificio de finales del XIX, a las 10 de la mañana de ayer. Urbanismo decidió demolerlo por peligro de derrumbe, tras la inspección de varios técnicos de la Gerencia, después de que el 16 de julio la concejala de La Palma-Palmilla, María Dolores Arroyo, reclamara al área de Seguridad y a Urbanismo el vallado del caserón, que era frecuentado por varias personas.
"Aquello era una completa ruina y no había forma de rehabilitarlo porque después de los expolios que ha sufrido, el caserón no tenía ya nada que defender", explicó la concejala de La Palma-Palmilla, Mari Ángeles Arroyo, que subrayó el peligro que corrían las personas que lo frecuentaban. "Estábamos muy preocupados", subrayó.
Fuentes de Urbanismo señalaron por su parte que el edificio tenía un expediente de ruina inminente y que ante la imposibilidad de rehabilitarlo, se decidió finalmente demolerlo, no sin antes realizar un levantamiento de todo el inmueble para construir en breve una copia exacta, con el fin de que tenga un uso social y cultural.
Se da la circunstancia de que una de las promesas electorales de 2007 del PP para el distrito de La Palma-Palmilla era la rehabilitación del edificio, para convertirlo en un equipamiento de uso ciudadano o del distrito. El propio candidato popular, Francisco de la Torre, apuntó que podría utilizarse al servicio de la ciudad o convertirse en la sede de una ONG.
El indiano. Según datos de la familia Dorao, propietaria de la casa desde 1940 a 1990 (antes de que la adquiriera una constructora, que se la vendió al Ayuntamiento en 2000), la finca de La Virreina perteneció a un rico indiano recién llegado de América que, hace más de cien años compró estos terrenos que luego dieron nombre al barrio de La Virreina y a toda esta zona de la ciudad.
Un año después de la compra del caserón por el Consistorio, en 2001, el entonces concejal de Urbanismo, Manuel Ramos, aseguró que la casa se recuperaría "cuanto antes".
La oposición ha criticado con dureza el derribo del viejo caserón. La concejala socialista, Mari Luz Reguero, recordó que, hace dos meses, presentó una moción en la que se instaba a la rehabilitación urgente y proponiendo que se convirtiera en un centro para el fomento empresarial que revitalizara el distrito.
"Es indignate, era el único patrimonio arquitectónico del distrito. Nos parece absolutamente lamentable porque la casa se ha dejado abandonada para destruirla". La concejala recordó que el Partido Popular había prometido en las pasadas elecciones la rehabilitación y aseguró que en agosto, "muchos vamos a temer el mes porque es cuando el alcalde aprovecha para hacer desmanes", y puso como ejemplo la reciente aprobación del PGOU.
Reguero anunció además que el PSOE ha solicitado los informes técnicos sobre la situación de la hacienda, así como el decreto de ruina y demolición firmado por el alcalde.
Sorpresa. Por su parte Manuel Curtido, de la agrupación socialista de La Palma-Palmilla recalcó que "en ningún momento, se nos dijo que se iba a tirar el caserón", en las reuniones que mantuvo con el distrito. Curtido señaló que la última propuesta de la agrupación era que el inmueble acogiera la oficina del plan integral para La Palma-Palmilla que prepara la Junta de Andalucía.
El concejal de Izquierda Unida, Antonio Serrano, que tenía prevista una próxima rueda de prensa para denunciar el abandono del edificio, ha subrayado que la demolición del caserón le parece "impresentable por parte del alcalde y del distrito".
Serrano recordó que el Ayuntamiento era el propietario de la casa desde hacía ocho años. "Tiene que haber responsabilidades políticas porque se ha propiciado una ruina por ineficacia e ineptitud".
Socialistas e IU alertaron de paso sobre el estado de deterioro del Cortijo Jurado, en Campanillas, y exigieron al Ayuntamiento que tome medidas para salvarlo.
Alfonso Vázquez. La Opinión de Málaga. 29/08/08
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