El viejo Cementerio Inglés de Málaga saldrá del olvido
El ex cónsul inglés Bruce McIntyre impulsa una fundación abierta a los malagueños para salvar el primer cementerio protestante de España
Se llamará Fundación Cementerio Inglés de Málaga y si la burocracia autonómica lo permite, verá la luz en 2009. El impulsor de esta idea, que puede acabar con más de un siglo de precariedad del Cementerio Inglés de Málaga, es Bruce McIntyre, que acaba de jubilarse como cónsul británico en Málaga, después de 38 años de trabajo en el servicio diplomático de su país.
La razón de crear una fundación viene de muy lejos, en concreto de 1904. "En ese año el gobierno británico entrega la última subvención para mantener el cementerio, porque tenía miles en todo el mundo y no podía seguir pagando". Desde entonces, el mantenimiento se fue costeando por algunas donaciones y la venta de tumbas. "No se cobraba el mantenimiento, las familias se hacían cargo y pagaban algo al jardinero", explica Bruce McIntyre.
Pero en los últimos 50 años, las costumbres cambiaron: apertura de cementerios para no católicos y muchos ingleses que pedían ser enterrados en su país, naturalmente de la forma más sencilla: gracias a las cremaciones. "En los últimos 50 años hemos utilizado las reservas que teníamos. Cuando llegué al consulado hace ocho años la situación era muy precaria", señala.
Lo cierto es que el entonces cónsul quiso hacer una campaña para recaudar fondos, pero se encontró con un doble problema: "Los españoles pensaban que el cementerio lo costeaba el gobierno británico y lo mismo los ingleses", sonríe. La solución a unos gastos fijos anuales que nunca bajan de los 15.000 euros, (sueldo del jardinero incluido) sin olvidar que hay años en los que hay que arreglar destrozos por árboles caídos y por vandalismo, es una fundación caritativa, que aunque ya cuenta con sus estatutos y con los parabienes de la Agencia Tributaria, lleva dos años ´penando´ por los despachos de Sevilla debido a un matiz jurídico: "Está basada más bien en la idea británica de una fundación, en la que los patronos aportan el nombre y la voluntad, y no en la idea española, con patronos que apoyan con su dinero".
Idas y venidas al notario y a Sevilla no han bajado el ánimo de Bruce McIntyre, que explica que la fundación caritativa sería la propietaria del Cementerio Inglés, y estaría abierta, además de a ingleses "a empresas, entidades y particulares de Málaga". El ex cónsul confía en conseguir la colaboración del Ayuntamiento de Málaga, así como de la Junta de Andalucía, pues le gustaría contar en el futuro con una escuela-taller que arreglara los desperfectos, muchos de ellos por la acción de los vándalos. "Los destrozos del patrimonio son costosos porque algunas tumbas necesitan un experto en restauración de mármol".
McIntyre también explora la instalación de nuevos columbarios para contar con dinero fijo, y a la entrada del cementerio funciona desde 2005 un pequeño centro social que vende "algunas cositas" con la que costear algo el mantenimiento del cementerio y la preciosa capilla anglicana del interior.
Este ex cónsul, viajero por medio mundo, ha recalado en Málaga para tratar de recuperar su patrimonio más cosmopolita.
ALFONSO VÁZQUEZ. LA OPINIÓN DE MÁLAGA. 17/1/08
El ex cónsul inglés Bruce McIntyre impulsa una fundación abierta a los malagueños para salvar el primer cementerio protestante de España
Se llamará Fundación Cementerio Inglés de Málaga y si la burocracia autonómica lo permite, verá la luz en 2009. El impulsor de esta idea, que puede acabar con más de un siglo de precariedad del Cementerio Inglés de Málaga, es Bruce McIntyre, que acaba de jubilarse como cónsul británico en Málaga, después de 38 años de trabajo en el servicio diplomático de su país.
La razón de crear una fundación viene de muy lejos, en concreto de 1904. "En ese año el gobierno británico entrega la última subvención para mantener el cementerio, porque tenía miles en todo el mundo y no podía seguir pagando". Desde entonces, el mantenimiento se fue costeando por algunas donaciones y la venta de tumbas. "No se cobraba el mantenimiento, las familias se hacían cargo y pagaban algo al jardinero", explica Bruce McIntyre.
Pero en los últimos 50 años, las costumbres cambiaron: apertura de cementerios para no católicos y muchos ingleses que pedían ser enterrados en su país, naturalmente de la forma más sencilla: gracias a las cremaciones. "En los últimos 50 años hemos utilizado las reservas que teníamos. Cuando llegué al consulado hace ocho años la situación era muy precaria", señala.
Lo cierto es que el entonces cónsul quiso hacer una campaña para recaudar fondos, pero se encontró con un doble problema: "Los españoles pensaban que el cementerio lo costeaba el gobierno británico y lo mismo los ingleses", sonríe. La solución a unos gastos fijos anuales que nunca bajan de los 15.000 euros, (sueldo del jardinero incluido) sin olvidar que hay años en los que hay que arreglar destrozos por árboles caídos y por vandalismo, es una fundación caritativa, que aunque ya cuenta con sus estatutos y con los parabienes de la Agencia Tributaria, lleva dos años ´penando´ por los despachos de Sevilla debido a un matiz jurídico: "Está basada más bien en la idea británica de una fundación, en la que los patronos aportan el nombre y la voluntad, y no en la idea española, con patronos que apoyan con su dinero".
Idas y venidas al notario y a Sevilla no han bajado el ánimo de Bruce McIntyre, que explica que la fundación caritativa sería la propietaria del Cementerio Inglés, y estaría abierta, además de a ingleses "a empresas, entidades y particulares de Málaga". El ex cónsul confía en conseguir la colaboración del Ayuntamiento de Málaga, así como de la Junta de Andalucía, pues le gustaría contar en el futuro con una escuela-taller que arreglara los desperfectos, muchos de ellos por la acción de los vándalos. "Los destrozos del patrimonio son costosos porque algunas tumbas necesitan un experto en restauración de mármol".
McIntyre también explora la instalación de nuevos columbarios para contar con dinero fijo, y a la entrada del cementerio funciona desde 2005 un pequeño centro social que vende "algunas cositas" con la que costear algo el mantenimiento del cementerio y la preciosa capilla anglicana del interior.
Este ex cónsul, viajero por medio mundo, ha recalado en Málaga para tratar de recuperar su patrimonio más cosmopolita.
ALFONSO VÁZQUEZ. LA OPINIÓN DE MÁLAGA. 17/1/08
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