ALFONSO VÁZQUEZ.LA OPINION DE MÁLAGA 10/06/2009
Ni la desamortización del siglo XIX ni la Guerra Civil consiguieron que las monjas del Císter dejaran definitivamente el histórico convento malagueño al que esta orden religiosa estaba ligada desde 1617.
Sin embargo, la falta de vocaciones precipitará la marcha de las cuatro religiosas que quedaban en la Abadía de Santa Ana y que en unos meses marcharán al convento que el Císter tiene desde 1970 en El Atabal.
Como primer paso, ayer tuvo lugar la mudanza de los muebles de la orden, que serán enviados a la Abadía de Nuestra Señora de la Anunciación, en Santo Domingo de la Calzada (Logroño), según explicó José Luis Narbona, responsable de la Hermandad de la Orden de Caballeros y Damas del Císter, restaurada en Málaga en 1964 para ayudar a la marcha del convento. "No queremos que se desmantele el monasterio, pero las monjas seguirán aquí unos meses porque el cierre es inminente", informó.
Consolas, cálices, imágenes de la Virgen y bustos de Cristo salieron ayer de este emplazamiento centenario rumbo a Logroño. Sin embargo, la hermandad precisó que el Museo de Arte Sacro del Císter, ampliado de 50 a 300 piezas en 2007, seguirá abriendo sus puertas, algo que también confirmó el concejal del distrito Centro, Diego Maldonado: "El museo va a seguir abierto, incluso hay un acuerdo recogido que hablaba de la permanencia del museo si la orden se marchaba".
Uno de los testigos de la mudanza de ayer fue José Chica, muy unido a la abadía desde 1980, la persona que habitualmente se encarga de mostrar el Museo del Císter y que siente en el alma esta despedida. "Me da pena porque para mí las monjas eran como si fueran de la familia, pero es que no hay vocaciones", se lamentaba.
En la actualidad, de las cuatro religiosas, dos de ellas superan los 80 años. También para ellas, con una larga vida en la abadía malagueña, la marcha será un paso difícil, según explicó Carmelina Herrera, una de las damas de la Hermandad del Císter, que señaló que una de las religiosas tuvo que tomar una tila y un calmante por la tristeza de esta marcha inminente.
Para Carmelina Herrera, no obstante, el cierre del convento decidido por la orden le parece que es algo "que pierde Málaga sin necesidad, porque se podían haber quedado aquí", apuntó. También Antonio Piédrola, de la Orden del Císter, creía que el cierre era "una pena, después de 400 años en Málaga".
Hasta 60 monjas. En los mejores momentos del siglo XX, la abadía cisterciense llegó a tener 60 monjas. La crisis de vocaciones ha hecho imposible la continuidad del convento. Ayer, a la una de la tarde, poco antes del cierre del Museo del Císter, el claustro permanecía en un silencio que tenía mucho de sobrecogedor. La historia apartó en varias ocasiones a las religiosas de su abadía. Está por ver si en esta ocasión las monjas recoletas bernardas podrán regresar al que ha sido su hogar desde hace cuatro siglos.
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