Una fuente histórica en grave peligro de ´hacer aguas´
En la plaza del Cementerio de San Miguel sobrevive, casi descuartizada, una fuente de 1849 que se utiliza de vertedero
ALFONSO VÁZQUEZ 11/06/09
No es la primera vez que alertamos en esta sección del grave contraste existente entre el Cementerio de San Miguel, encarrilado hacia la protección patrimonial, y la plaza que da la bienvenida al camposanto, llamada del Patrocinio.
A pocos metros de las labores de recuperación dos testigos de la historia de Málaga se degradan a un ritmo preocupante, sin que hasta la fecha el Ayuntamiento se haya tomado en serio, como mínimo, la limpieza.
En un estado verdaderamente lamentable se encuentra la fuente del ´Tempus Fugit´ (el tiempo vuela), un elemento muy a tono con el cementerio que apenas se sostiene ya. El pilón para el agua tiene unas cinco espléndidas grietas, que ya son verdaderos ´boquetes verticales´, de hecho, la fuente se tiene en pie gracias a unos remaches de hierro que sujetan la descuajaringada obra.
Hace mucho tiempo que la fuente luce en el exterior del pilón pintadas que denotan el poco ´espabilamiento´ de sus autores. Pero lo peor es lo que hay dentro de la fuente y que evidencia que hace muchos meses que nadie se preocupa por ella: en el interior podemos ver un maremágnum de piezas de coches, ropa y zapatos viejos, cristales y envases de todos los tipos, predominando las litronas. Además, resulta complicado acceder a la fuente porque a lo largo del día permanece escoltada por dos o tres coches que aparcan al lado o encima de un deteriorado escalón lleno de matojos que eleva algo la pieza.
Lo que queda de la fuente del ´Tempus Fugit´ fue construido en 1849. Cuenta con un bonito obelisco de ágata (según el libro de las fuentes de Fanny de Carranza, símbolo de inmortalidad) que está coronado por un oxidadísimo reloj de arena con alas de hierro fundido.
En parecidas circunstancias se encuentra la cruz conmemorativa de una epidemia de peste del siglo XVII que mató a 12.000 malagueños y fue trasladada por el Ayuntamiento a esta plaza. De la cruz sólo queda parte de la pieza vertical mientras la base está atiborrada de varias pintadas que mueven al lector a una profunda reflexión vital, por ejemplo, ´Alesito´ y ´Pingui´.
Pasan los años y el Ayuntamiento asegura siempre que algún día arreglará la plaza. La duda estriba en si esta fuente y este monumento conmemorativo estarán ahí para contarlo o si la desidia dará antes buena cuenta de estos bellos ´desechos patrimoniales´.
La plaza
? A propósito, lo que hoy es un parking cochambroso y polvoriento a la entrada del cementerio, en 1860 fue una medida higiénico-sanitaria del Ayuntamiento que ante un brote de cólera tuvo la necesidad de despejar la entrada del camposanto y aislar a los malagueños de las emanaciones de los cadáveres.
Algún día debería ser una plaza urbanizada y con sus dos piezas monumentales en perfecto estado de revista. La duda, repito, es si aguantarán.
En la plaza del Cementerio de San Miguel sobrevive, casi descuartizada, una fuente de 1849 que se utiliza de vertedero
ALFONSO VÁZQUEZ 11/06/09
No es la primera vez que alertamos en esta sección del grave contraste existente entre el Cementerio de San Miguel, encarrilado hacia la protección patrimonial, y la plaza que da la bienvenida al camposanto, llamada del Patrocinio.
A pocos metros de las labores de recuperación dos testigos de la historia de Málaga se degradan a un ritmo preocupante, sin que hasta la fecha el Ayuntamiento se haya tomado en serio, como mínimo, la limpieza.
En un estado verdaderamente lamentable se encuentra la fuente del ´Tempus Fugit´ (el tiempo vuela), un elemento muy a tono con el cementerio que apenas se sostiene ya. El pilón para el agua tiene unas cinco espléndidas grietas, que ya son verdaderos ´boquetes verticales´, de hecho, la fuente se tiene en pie gracias a unos remaches de hierro que sujetan la descuajaringada obra.
Hace mucho tiempo que la fuente luce en el exterior del pilón pintadas que denotan el poco ´espabilamiento´ de sus autores. Pero lo peor es lo que hay dentro de la fuente y que evidencia que hace muchos meses que nadie se preocupa por ella: en el interior podemos ver un maremágnum de piezas de coches, ropa y zapatos viejos, cristales y envases de todos los tipos, predominando las litronas. Además, resulta complicado acceder a la fuente porque a lo largo del día permanece escoltada por dos o tres coches que aparcan al lado o encima de un deteriorado escalón lleno de matojos que eleva algo la pieza.
Lo que queda de la fuente del ´Tempus Fugit´ fue construido en 1849. Cuenta con un bonito obelisco de ágata (según el libro de las fuentes de Fanny de Carranza, símbolo de inmortalidad) que está coronado por un oxidadísimo reloj de arena con alas de hierro fundido.
En parecidas circunstancias se encuentra la cruz conmemorativa de una epidemia de peste del siglo XVII que mató a 12.000 malagueños y fue trasladada por el Ayuntamiento a esta plaza. De la cruz sólo queda parte de la pieza vertical mientras la base está atiborrada de varias pintadas que mueven al lector a una profunda reflexión vital, por ejemplo, ´Alesito´ y ´Pingui´.
Pasan los años y el Ayuntamiento asegura siempre que algún día arreglará la plaza. La duda estriba en si esta fuente y este monumento conmemorativo estarán ahí para contarlo o si la desidia dará antes buena cuenta de estos bellos ´desechos patrimoniales´.
La plaza
? A propósito, lo que hoy es un parking cochambroso y polvoriento a la entrada del cementerio, en 1860 fue una medida higiénico-sanitaria del Ayuntamiento que ante un brote de cólera tuvo la necesidad de despejar la entrada del camposanto y aislar a los malagueños de las emanaciones de los cadáveres.
Algún día debería ser una plaza urbanizada y con sus dos piezas monumentales en perfecto estado de revista. La duda, repito, es si aguantarán.
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