En el fracaso de la carrera de Málaga hacia la capital cultural europea 2016 posiblemente han habido dos aspectos decisivos: la descoordinación y mala gestión interna en la organización de la candidatura y el progresivo deterioro del casco histórico y expolio que el patrimonio malagueño viene sufriendo desde hace décadas. Salvo excepciones como la calle Larios, Strachan o el Museo Picasso-Judería, la destrucción y casi desaparición de los barrios históricos como El Perchel, la Trinidad, Capuchinos, Victoria y los numerosos edificios amenazados en la actualidad o derribados como el convento de San Andrés, Hoyo de Esparteros, Villa Fernanda, el Silo del Puerto, los Baños del Carmen, el interior del Echegaray ,Alameda de Colón 5 y 7, Mariblanca , 12, el convento de la Trinidad… hacen que el futuro del aún gran patrimonio malagueño , sea preocupante.
En el polémico video presentado por la candidatura de Málaga 2016 se ve una ciudad con un casco histórico lleno de derribos y solares abandonados que reflejaban la triste realidad de nuestro casco histórico.
J. Vicente Astorga , en su acertado artículo “La ciudad vendida” publicado en el Diario Sur , lo describe así:
“ El vídeo con el que Málaga pretendía vender al jurado sus encantos se metía en un patio de vecinos neorrealistas y muy aflamencados, una isla de falso tipismo en un paisaje urbano desolado. ¿Era quizás Beirut y la aspereza de sus barrios bombardeados la que optaba a la selección? El trabajo audiovisual se recreaba en un cubismo argumental que bebía en el cliché folclorista para guiris nada creíble de que todos somos bailaores o toreros en su defecto. Luego, para mayor zozobra del jurado, se entreveraba ese 'googlemaps' a vista de pájaro de escombreras, la 'zonas cero' para el definitivo despegue cultural. Tanto espacio irredento daba la impresión de que Málaga era una ciudad básicamente por hacer y, sobre todo, por limpiar de hectáreas baldías e inhóspitas. Lo mucho que se ha hecho en pocos años parecía contar poco y el futuro desde la indigencia al brillo cultural emergía a ojos de cualquiera como una tarea titánica e imposible para 2016. Más que optar a la capitalidad, el vídeo clamaba a Naciones Unidas por fondos para la reconstrucción tras una guerra.”
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