jueves, 28 de junio de 2012

La promotora trata de justificar la gran agresión al centro histórico que será el hotel de Moneo



"Moneo aceptó diseñar el hotel tras enamorarse de la parcela y su ubicación"
Tras casi ocho años de trámites, el proyecto del único premio Pritzker español se halla en la antesala final, al punto de que la idea es iniciar las obras a principios de 2013 · Espera cerrar el acuerdo con la explotadora

Hoyo de Esparteros es el lienzo sobre el que el Rafael Moneo, último Príncipe de Asturias de las Artes, diseña un hotel que pretende sea una nueva puerta de entrada al centro histórico de Málaga. El arquitecto tudelano, que dará a conocer los detalles de la actuación mañana como invitado al Foro Joly -que organiza el grupo editor de este periódico-, da forma al encargo de Promociones Braser, empresa que ha visto cómo el enfrentamiento institucional y los trámites administrativos han alargado más de lo previsto esta intervención.

-Lleva esperando ocho años para poder construir un hotel que tiene el privilegio de llevar la firma de Rafael Moneo. ¿Se siente una especie de Santo Job?

-Tanto como eso no, lo que pasa es que cuando una empresa como la nuestra hace una inversión como la que hemos hecho no tiene más remedio que seguir empujando para llegar al final. Al ser un proyecto emblemático y dada su ubicación, por sí solo ha provocado una discusión no sólo a nivel político sino también ciudadano, lo que es positivo, porque indica que el proyecto está vivo y tiene interés para la ciudad. El transcurrir del tiempo sí ha tenido para nosotros un coste de oportunidad elevadísimo, aunque ello no ha hecho que nos planteemos tirar la toalla. Hemos actuado lo mejor posible para conseguir que la intervención tenga todos los parabienes.

-¿Cuándo se fijó Promociones Braser en esa parcela?

-Nuestra primera intención era gestionar un ámbito más pequeño, compramos dos parcelas con la idea de construir viviendas de lujo, porque la ubicación permite el desarrollo de un proyecto residencial. Hablamos de antes del boom inmobiliario, de 2002. Lo que ocurrió es que el Ayuntamiento declaró todo el ámbito como suelo terciario-hotelero, lo que nos obligó a comprar todas las propiedades.

-¿Cómo se formalizó la opción de que fuese Rafael Moneo el que pusiese apellido a su hotel?

-Dentro de la negociación del convenio con el Ayuntamiento surgió la idea de o buscar una terna de arquitectos a nivel nacional o un arquitecto de prestigio. Hemos tenido muchísima suerte con que Rafael Moneo se enamorase del sitio, de la ubicación, y con que no tuviese ningún proyecto en marcha en Málaga, puesto que ha sido un reto personal para él. Por suerte conseguimos que de motu proprio aceptase el proyecto, aunque al principio dijo no.

-¿Cómo se produce ese encuentro?

-Después de una reunión con la Gerencia de Urbanismo para la redacción del convenio, pusimos sobre la mesa la opción de Rafael Moneo, antes de saber si él aceptaría. Lo dijimos como un arquitecto de nivel. A partir de ahí le envié documentación a su estudio y tuve un primer contacto. Me comentó que tenía proyectos en marcha y que a diferencia de otros estudios, él quería proyectar sus proyectos y dirigirlos. Nos agradeció la llamada pero dijo que le resultaba imposible aceptar el cargo. Se da la circunstancia de que tenía que venir a Málaga a presentar el anteproyecto de ampliación del CAC y le pedí que me dedicase 10 o 15 minutos para vernos personalmente y aceptó.

-¿Y qué pasó?

-Fuimos paseando hasta la parcela de Hoyo de Esparteros y lo estuvo mirando. Me pidió que nos acercásemos para verla desde el NH, luego desde el edificio de Correos, después dio una vuelta a la manzana por la calle Atarazanas, fuimos a la puerta del garaje del Corte Inglés, dimos otra vuelta a la manzana... Y todo eso cuando apenas le quedaba media hora para tomar un vuelo. Al final se comprometió a enviarme en 15 días un estudio de volúmenes. Y lo hizo. Me dijo que haría algo que llamase la atención de la gente, más aún dada la importancia del punto como entrada al centro histórico. Y de ahí dio paso a un anteproyecto que acabó explicando a la Gerencia de Urbanismo.

-De decir no pasó a decir sí.

-Fue un flechazo de Rafael Moneo con la ubicación del proyecto, se enamoró del lugar. Tuve la suerte de que los diez minutos que me dedicó se convirtieron en lo que hoy es el proyecto. Tenía muy claro el tema de las alturas y por eso he luchado tanto por el proyecto, porque era completamente legal el proponer esas dimensiones. Nunca he puesto premisa alguna al diseño del proyecto. Y eso que hay algunas intervenciones que son más costosas para la empresa, pero lo ha justificado en su idea de lo que es el diseño de la ciudad.

-¿Por ejemplo?

La salida peatonal de los aparcamientos subterráneos. La Plaza de Hoyo de Esparteros quedará completamente diáfana, sólo con una hilera de naranjos, pero sin una salida de peatones. Moneo se negó a hacer una salida, porque entendió que una plaza pública, de esas dimensiones, no podía tener una edificación que rompiese su diafanidad. Por eso las dos salidas que hay que incluir van, una en el edificio de oficinas y la otra, en el hotel.

-Es un proyecto irremediablemente ligado al nombre de Moneo.

-Siempre he dicho que tendrá un nombre y un apellido, y nunca será el de Braser. El nombre será el de la cadena a la que se le adjudique la explotación y el apellido de quien ha hecho el proyecto. Es un edificio que tendrá el sello de Moneo.

-¿El riesgo puede ser que después de tanta expectación el diseño no satisfaga del todo?

-Un proyecto como éste, que ha generado tanta polémica entre las administraciones y algún movimiento de gente, tendrá necesariamente una polémica final que es la de me gusta o no me gusta. Hay proyectos de Moneo que tienen detractores, pero en la mayoría eso no ocurre. Todo lo que hace es viendo el porqué, estudia todos los detalles. Por ejemplo, antes de que nadie dijese nada sobre el edificio de La Mundial, él quiso mantenerlo dentro del proyecto, aunque no donde está.

-¿Cuándo iniciarán las obras?

-Estamos en la línea de salida tras obtener la modificación puntual del Pepri Centro, que actúa sobre toda la fachada del río Guadalmedina. El proyecto, más allá de crear polémica, ha ayudado a definir ciudad. Lo que nos queda es una tramitación de unos seis meses, dentro de la Gerencia de Urbanismo, para conseguir la licencia. Quedaría el proyecto de reparcelación, la licencia... Podría estar a final de año o primer trimestre de 2013.

-En julio del año pasado comentaba la existencia de conversaciones con varias cadenas interesadas en la explotación. ¿Hay decisión?

-Es ahora cuando estamos dando los últimos empujes a las conversaciones, porque es cuando hay que cerrar el arrendamiento del hotel y definir los aspectos interiores. Lo que sí mantenemos es la idea de que sea un cuatro estrellas superior o un cinco estrellas.
SEBASTIÁN SÁNCHEZ / MÁLAGA HOY

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