viernes, 4 de julio de 2008

Palacio del Sol ( conocido por Palacio Marqués de la Sonora)

El palacio del Sol

Los estudios para la recuperación del llamado palacio del marqués de la Sonora revelan que la familia Gálvez no lo construyó ni habitó. Fue Solecio, hombre de confianza

MAYO de 1790. Un importante personaje llega en su carruaje para controlar el desarrollo de las obras de su palacio en la calle Granada. Comprueba con satisfacción que el ensanche que él mismo solicitó al Cabildo frente a la iglesia de Santiago, para que los carruajes dieran la vuelta sin dificultad, resulta suficientemente espacioso. El acento denota su origen italiano. Hoy, más de doscientos años después, el edificio es conocido como del marqués de la Sonora o de la familia Gálvez, pero ninguno de sus ilustres miembros lo habitó.

Su constructor fue en realidad Félix Solesio o Solecio, de una familia noble de Finale Ligure, en la República de Génova. Llegó a Málaga hacia 1776, procedente de la Real Fábrica de Naipes de Madrid, tras firmar un contrato con la Corona como asentista en la instalación dedicada a este mismo artículo que los Gálvez auspiciaron en Macharaviaya, su pueblo. Se encargó además de la producción de papel para esta fábrica, tarea que se realizaba en unos batanes de su propiedad en San Carlos, que darán origen al núcleo de Arroyo de la Miel. Pero aparte de estas obras, Solecio, deseoso de destacar en la ciudad de Málaga, construye un palacio sobre varias casas menores de la calle Granada.

En 1789 solicita al Cabildo municipal permiso para demoler «una rinconada de una cochera que afea», a lo que se accede para mejorar el espacio público y permitir el giro de los coches de caballos. La petición viene acompañado de un hermoso plano a tres tintas con la alineación del nuevo edificio. El papel utilizado a modo de sobre para guardar el documento ha salido de los batanes del propio Solecio, tal como atestiguan las marcas de agua con las leyenda 'San Carlos Málaga' y el escudo de la familia, el mismo que todavía podemos ver esculpido en piedra caliza en el chaflán de la esquina del palacio con el estrechamiento de calle Granada. Representa un sol, emblema principal de la familia Solecio, que también se incluirá en algunos de los naipes producidos en la localidad de Macharaviaya.

El palacio, además de mostrar el status de su poseedor, tendría sobre todo una función comercial. Serviría de almacén para las dos producciones dirigidas por Solecio. En la planta baja o entresuelo se almacenaría para ser exportada a América una parte de la materia prima elaborada en los batanes del Arroyo de la Miel, junto con las barajas producidas en Macharaviaya. La cercanía del inmueble con la zona portuaria lo hace perfecto para estos menesteres. El resto de pisos sobrantes sería alquilado para diversos usos. Félix Solecio, que en sus pocos años en Málaga llegó a poseer un gran patrimonio inmueble, acumuló también gran cantidad de deudas que a la postre supondrían el embargo de todos sus bienes.

Murió en 1806, durante una epidemia, y dejó a su familia en una delicada situación financiera. Tras una junta de acreedores, el palacio fue tasado y entregado como parte de un pago, pero no a ningún integrante de la familia Gálvez, cuyos miembros más destacados ya habían fallecido, sino a dos antiguos socios: José Mariano del Llano y Catalina Archez, viuda de don Bernardo Carrillo, vecinos de Madrid. Al menos hasta 1863 sigue perteneciendo a la familia Carrillo. Uno de los usos que tuvo el edificio fue el escolar, ya que durante unos años albergó el 'Colegio de señoritas titulado La Minerva', como recoge un folleto de 1839. A pesar del tiempo transcurrido y del cambio de propiedad, todavía dice que se ubica en la 'casa llamada de Solesio'. Incluso en las actuales escrituras aún figura una referencia a Solecio.

Una vez rastreada la historia documental desde su construcción, el edificio nunca figura como propiedad de ningún miembro de la familia Gálvez. ¿De dónde procede, entonces, esta errónea atribución? La primera referencia que hemos podido encontrar es en un artículo del erudito Narciso Díaz de Escovar, publicado a inicios del siglo XX, en el que se recoge una tradición que asegura que cuando el marqués de la Sonora recalaba en Málaga se alojaba en el palacio de Solecio, hecho del todo improbable dado que José de Gálvez murió en 1787, dos años antes de que comenzara la construcción del inmueble. Este dato ha sido repetido sin ponerlo en duda por muchos investigadores, conocedores a veces de la autoría inicial de Solecio, pero al que parecen ver como un mero representante de los Gálvez.

Presencia en la ciudad
La ajetreada vida de las dos generaciones de Gálvez que dan fama a la familia se desarrolló entre las responsabilidades que se le encargan en la Corte, en América y en diversos destinos, y dejaría poco tiempo a su presencia en Málaga. La última notable de la familia en Málaga, Rosa de Gálvez, hija adoptiva de Antonio, habitó en una casa de la Plaza de la Merced y su padre, muerto en Madrid en 1792, dejó otras casas en propiedad en la misma plaza a su prima María Josefa, hija de José y marquesa de la Sonora, pero nada se dice del palacio en su testamento. Desde luego, el escudo de armas que corona la hermosa portada es el de los Gálvez, pero su ubicación actual es muy reciente. No aparece en las fotos del palacio que se conservan en el Archivo Temboury, fechadas en 1946, y en su lugar hay un número 93 bien ejecutado, correspondiente al que se asignó al inmueble en 1842, cuando se adoptó el modelo europeo de pares e impares. Por tanto, el escudo se encuentra allí desde no antes de los años 40 del siglo XX. Es posible que incluso se colocara en fecha bastante posterior, ya que cuando en 1965 se produce el hermanamiento de Málaga con la ciudad estadounidense de Mobile, debido a los lazos que creó el heroísmo de Bernardo de Gálvez, el palacio no figura entre los lugares visitados.

¿De dónde procede, entonces, el escudo? Otra foto del Archivo Temboury de la misma época nos da la clave. El escudo proviene del derribado palacio de los Gálvez en Macharaviaya. En ese momento pertenecía a la condesa de Berlanga de Duero, Ángeles Rubio-Argüelles, a la sazón autora teatral y de obras históricas, entre las que se encuentra una sobre la familia Gálvez. El último paso de la conexión se nos escapa, pero presumimos que debía tener amistad con los marqueses de Larios y es posible que se dejaran llevar por la tradición que asociaba el palacio a los Gálvez y quisieran resaltarla.Estos datos contradicen la repetida atribución del palacio a los Gálvez, precisamente cuando está siendo sometido a un intenso proceso de transformación para convertirlo en un hotel de cinco estrellas. Esta indagación invita a profundizar en un personaje de la importancia de Félix Solecio en la Málaga comercial del XVIII.

Alejandro Malumbres y Victor M. Heredia Flores.

Publicado en Diario Sur. 4/07/08

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