sábado, 13 de diciembre de 2008

Agresión visual en el Centro Histórico.



La capital malagueña cuenta, fundamentalmente en el su Centro Histórico, con innumerables edificios de un incalculable valor arquitectónico que ha sido heredado de los siglos XIX y XX. Sin embargo, el paso de los años, la ausencia de normativas a mediados del siglo pasado y otra serie de factores han hecho que muchos de estos edificios hayan sufrido modificaciones estéticas que poco tienen que ver con la intención de sus creadores originales, rompiendo la armonía de estos inmuebles. Estos casos se dan principalmente en los bajos de los inmuebles dedicados al comercio, cuyos propietarios han modificado sus fachadas durante las últimas décadas sin un patrón estético definido.

Identidad. Por esta razón, el Instituto Municipal de la Vivienda, a través de la Oficina de Rehabilitación, viene desarrollando en los últimos años una gestión orientada a la recuperación de buena parte de esa identidad de la ciudad a través de una rehabilitación que, según sus técnicos, va en claro beneficio de los propios comerciantes. No obstante, si hace unos años era difícil convencer a un empresario para que respetara las líneas clásicas de las fachadas, actualmente existe una normativa por la que los inquilinos se ven obligados a rehabilitar esta parte de las fachadas para conseguir la correspondiente licencia de obra, con la posibilidad incluso de recibir una subvención para la realización del proyecto.
Sin embargo, esa reticencia a realizar este tipo de obras ha cambiado en los últimos tiempos gracias a un cambio de mentalidad de los comerciantes, muchos de los cuales se hacen cargo de los costes de estas actuaciones.
Tal y como explican desde la Oficina de Rehabilitación, cada caso requiere un estudio de base en el que sus técnicos hacen de "tutores" y orientan a los propietarios sobre las lineas a seguir. Entre las actuaciones más representativas, destacan la eliminación de las marquesinas, el respeto de la línea de fachada original evitando que los locales avancen sobre la acera, así como el hecho de respetar las líneas verticales del resto del edificio con los bajos del mismo. Esto supone una vuelta al pasado con la recuperación de zócalos y macizos que en muchos casos se conservan tras las diferentes reformas que cada local ha sufrido a lo largo de los años.
LA OPINIÓN. MÁLAGA04/12/08

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