Arquitectos en primer plano
La zona del puerto, el oeste de la capital y la ampliación de la UMA acogen los proyectos más valientes y ambiciosos
02.05.2010 - GEMA MARTÍNEZ SUR
Uno de los recuerdos de la infancia es el del padre cantando Wagner por el pasillo. Al rato se paraba y decía: «¡Esto no hay quien se lo aprenda!» El padre fue durante más de veinte años decano del Liceo de Barcelona. El hijo es Agustín Benedicto, el arquitecto que, cosas de la vida, ganó, junto a Federico Soriano, el concurso del Auditorio de la Música de Málaga. Si todo sale según plazos, en cuatro o cinco años será el edificio contemporáneo más emblemático de esta ciudad, ubicado en la zona popularmente conocida como explanada de San Andrés.
La familiar relación con la acústica le permite pisar con seguridad en este terreno: «¡El tema de la acústica no puede fallar!», dice y recalca que este asunto está en manos de Higini Arau, «un auténtico sabio». En cambio y a pesar del recuerdo del padre, él y su socio han querido huir de un teatro de ópera tipo Liceo: «Ni es el lugar, ni se dan las circunstancias. Le estamos quitando todo el pan de oro. Es un edificio mucho más europeo». En cambio, sí han dirigido la vista hacia Hans Scharoun, arquitecto de la Filarmónica de Berlín.
Dice que, al contrario de lo que ha hecho Moneo en San Sebastián, ellos han querido girar y darle la cara al mar: «Hemos conseguimos que entre el Auditorio y la Playa de San Andrés no haya ningún viario rodado. La plataforma de acceso principal da directamente a la playa, porque lo particular del emplazamiento es precisamente eso, que está junto al mar». El vestíbulo -añade- arranca del paseo Antonio Machado; va subiendo y acaba literalmente enfocado a La Alcazaba: «Es un regalo del emplazamiento. Parece hecho a tiralíneas».
No es vértigo
Un presupuesto de 55 millones de euros financiado por dos ministerios (Fomento y Cultura), el Ayuntamiento de Málaga y la consejería de Cultura de la Junta; 1.800 butacas en la sala principal; 2.517 metros para la sede de la Orquesta Filarmónica de Málaga; 36 metros de altura; una sala de Cámara para 400 espectadores; sala didáctica, biblioteca, fonoteca, cuatro consultorías implicadas y coordinación con otras diez empresas... «¿Vértigo? No. No es esa la sensación», afirma. «Sí siento la necesidad de ser cauto, cuidadoso, precavido, silencioso», confiesa Benedicto.
«¿Cambiar la ciudad? Yo no diría que un edificio cambia una ciudad, pero sí puede quitar el miedo del cuerpo. Te vas a cualquier otra ciudad española y te encuentras con que la arquitectura es más suelta; más contemporánea. En Málaga, salvo excepciones, aún no ocurre y no sé por qué».
Una de esas excepciones a las que alude Agustín Benedicto es Javier Pérez de la Fuente, el arquitecto responsable del nuevo edificio de la Gerencia de Urbanismo que, con un presupuesto final de 34 millones de euros, se levanta a menos de 500 metros de la ubicación prevista para el Auditorio. La remodelación de Renfe, a su espalda; el puerto deportivo enfrente y más hacia el oeste pero en la misma fachada, el nuevo museo de Tabacalera y el edificio de la Diputación Provincial, del arquitecto Luis Machuca, suponen un revulsivo para toda la zona y tiran de la ciudad.
La obra del edificio de la Gerencia de Urbanismo finalizará en septiembre. En cierto modo, rinde homenaje a esa plaza deliciosa que Mies Van de Rohe dejó cuando construyó el edificio Seagram en Manhattan. La apreciación la hace el propio Pérez de la Fuente, que explica que el edificio da un paso atrás en relación a la alineación posible según el planeamiento: «De esa forma, le regala a la ciudad un espacio de relación; una plaza que sirve de transición entre lo público y lo privado».
Sensible al sol
La nueva Gerencia de Urbanismo integra espacios distintos que van indicando que algo va a ocurrir: de la plaza al soportal y del soportal al vestíbulo que, por su transparencia, sigue teniendo características de calle. No obstante, lo más novedoso es su piel, formada por lamas de vidrio en dos tonos y conectadas a una estación meteorológica encubierta, de forma que el edificio es sensible a la orientación del sol, a las estaciones, a la lluvia. Así, la imagen externa cambia en la medida en que cambian las lamas: «De noche, es muy interesante, porque hace la función de pequeño faro», dice Pérez de la Fuente, para el que los vacíos del edificio son los que le confieren mayor espectacularidad.
De vacíos habla también el arquitecto Juan Gavilanes cuando se refiere a al edifico de Ciencias de la Salud: «La clave del proyecto está en lo que no es proyecto; en los vacíos». Gavilanes, que junto a Iñaki Pérez de la Fuente y Francisco González, se encargó de la remodelación de la calle Larios, asegura que en el caso de Ciencias de la Salud, la idea principal trata de dar respuesta a la integración de cuatro facultades (Enfermería, Podología, Terapia Ocupacional y Fisioterapia) de una forma flexible.
Necesaria fluidez
Para el arquitecto, «fue paradigmático y muy de agradecer que la Universidad de Málaga, como promotora del edificio, acometiese un concurso de ideas, algo que no siempre ocurre en esta ciudad». No obstante y debido a cuestiones administrativas, la obra aún no ha comenzado y acumula ya dos años de retraso: «Sería deseable que todo fluyese más. En una situación de crisis como la actual esos dieciséis millones de euros están retenidos y por lo tanto no están puestos en la calle».
En cualquier caso, los terrenos destinados a la ampliación de la UMA constituyen otro referente de la ciudad en cuanto a arquitectura contemporánea de calidad, con un claro exponente en el edificio de la Escuela de Ingenierías, del arquitecto Salvador Moreno Peralta, considerado un modelo de modernidad.
Moreno Peralta, que asegura estar trabajando más fuera que dentro de Málaga, se muestra en estos momentos muy crítico en relación a los obstáculos burocráticos que, según mantiene, absorbe el 95% del trabajo del arquitecto, en detrimento de la creatividad: «La urdimbre burocrática que está montada en la administración local y autonómica hace que el cinco por ciento del trabajo del arquitecto se dedique a la creatividad, y el resto, al papeleo». Para Moreno Peralta, un mundo de papel colapsa por completo la actividad constructiva de esta ciudad: «Desde un punto de vista profesional, es deprimente; desde un punto de vista económico es ruinoso». El responsable del diseño de la remodelación del Centro de Innovación Turística de Andalucía recuerda que en Málaga «hay muchos arquitectos en paro y otros nos tenemos que ir fuera».
Parados están también los proyectos de las torres en los terrenos de Repsol y la marina deportiva de Arraijanal, de Ángel Asenjo, el arquitecto que proyectó el Palacio de Ferias y Congresos, y que ha sido el responsable del diseño de renovación de la estación de autobuses interurbanos de Muelle Heredia.
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