lunes, 24 de enero de 2011

Aunque lleva nombre de sociedad de seguros, La Mundial no es sino un ejemplo más del expolio urbanístico que sufre de manera continuada la ciudad de Málaga



La Mundial


JUAN ANTONIO GARCÍA GALINDO
Catedrático de Periodismos de la Universidad de Málaga

 Aunque lleva nombre de sociedad de seguros, La Mundial no es sino un ejemplo más del expolio urbanístico que sufre de manera continuada la ciudad de Málaga. Aún en pie, este edificio, que en su momento albergó la pensión del mismo nombre, espera su próxima demolición, después de que el Ayuntamiento de Málaga lo descatalogara como edificio protegido. Situado en la esquina del Hoyo de Esparteros con el Pasillo de Atocha, su línea arquitectónica destaca en el entorno por sus cierros curvos y por su rejería, representando una valiosa muestra de la arquitectura malagueña del siglo XIX. Atribuido a la escuela de Jerónimo Cuervo, autor del teatro Cervantes, La Mundial está a punto de desaparecer bajo la piqueta, como lo han hecho numerosos ejemplos de la mejor arquitectura de la ciudad debido a la desidia de la Administración, y a la especulación a la que se sigue sometiendo a nuestro espacio urbano con la connivencia de sus responsables políticos. La desaparición de La Mundial, como la de los edificios colindantes que desde el siglo XVIII habían dado forma a la plaza triangular del Hoyo de Esparteros y habían definido también el trazado del Pasillo de Atocha, es resultado de una calculada operación de destrucción del patrimonio urbano, que no duda en realizar operaciones de esta naturaleza para llevar a cabo otras de un supuesto interés público, que esconden operaciones inmobiliarias de dudosa rentabilidad social. Paradójicamente, estas situaciones se producen mientras nuestras autoridades se pierden en declaraciones sobre la importancia que tiene nuestro patrimonio a la hora de hacer de Málaga una ciudad cultural. El cuento de nunca acabar. El argumento en este caso es la construcción de un hotel diseñado por Moneo que, duplicando la altura permitida hasta ahora, abarcará el espacio existente entre el Hoyo de Esparteros y el río Guadalmedina, y que hará desaparecer el Pasillo de Atocha cuyo espacio pasará a formar parte del solar sobre el que se levantará el nuevo edificio. Para intentar paralizar el proyecto y frenar esta nueva agresión al Centro Histórico de Málaga se ha creado una Plataforma Ciudadana en Defensa del Hoyo de Esparteros que, sin estar en contra del edificio proyectado por Moneo, para el cual existen otras ubicaciones en la ciudad, intenta movilizar a la opinión pública antes de que sea demasiado tarde. En estos momentos son más de quinientas las firmas que han recibido de apoyo a la plataforma y a esta reivindicación concreta, entre las cuales se encuentran las de un buen número de profesores universitarios, arquitectos, arqueólogos, geógrafos, técnicos, etc., y un amplio colectivo de ciudadanos malagueños sensibilizados con la conservación del patrimonio urbano. Asimismo, esta misma plataforma tiene abierto un grupo en Facebook, que ya cuenta con cerca de mil doscientos amigos. A todos les mueve el mismo respeto hacia el entorno, y la misma preocupación por que se evite su degradación y se preserve su patrimonio e identidad. ¿O es que acaso son otras razones las que mueven a nuestros políticos? ¿O es que quizás los ciudadanos desconocemos aquellas que justifican este tipo de proyectos? En todo caso, es fácil pensar que ambas actuaciones son compatibles. Como aclara la propia plataforma en su manifiesto contra el hotel, éste podría ser construido en cualquier otro sitio. ¿Qué impide que simultáneamente no se puedan llevar a cabo la rehabilitación y recuperación de esta zona del Centro Histórico y la construcción en otro lugar del hotel de Moneo? ¿Por qué no conciliar ambas cosas? ¿Qué razones existen para que los ciudadanos de Málaga no podamos disfrutar de nuestro patrimonio urbano y de nuestro entorno histórico, y al mismo tiempo de una arquitectura de vanguardia? ¿Por qué una cosa a expensas de la otra? Los ciudadanos tenemos derecho a obtener respuestas a estas preguntas, y a exigir la mayor transparencia y responsabilidad. De lo contrario, sobre las ruinas de la ciudad histórica seguiremos permitiendo que se edifique una ciudad sin planificación alguna, levantada a golpe de proyectos aislados sin integración en el contexto urbano. La permanente ruptura del tejido urbano de la ciudad histórica, promovida por una especulación sin freno, quizás nos obligue en el futuro a tener que inventar nuestra historia sobre los solares vacíos de nuestra memoria.

Publicado en La Opinión de Málaga.

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