jueves, 10 de febrero de 2011

El Parque de Gibralfaro.

En definitiva la Unión Europea ha recuperado la idea clásica de los parques cercanos a los ciudadanos


10.02.2011 - TEODORO LEÓN GROSS. DIARIO SUR


El alcalde se vio ayer reflejado en el espejo de la primera página del periódico, como Narciso en el estanque de la mitología castigado por Némesis, la diosa de la venganza; ante el titular incómodo del Parque de Gibralfaro, otra promesa electoral suya con el contador a cero cuatro años después. Y como ayer advertía el director en su videoblog, el problema para el alcalde no es ya la enésima promesa incumplida, sino la doble moral con que reclama plazos implacables a las otras administraciones mientras se premia a sí mismo con esa manga ancha. Todo un caso de la patología política de la paja en el ojo ajeno.


El Parque de Gibralfaro no es, por demás, otra de esas fincas del extrarradio destinadas a que las administraciones hagan retórica electoralista con dosis altas de demagogia verde como en Arraijanal o el Campamento Benítez. En definitiva, la Unión Europea ha recuperado la idea clásica de los parques cercanos a los ciudadanos; y la última ley del suelo ya no mide la calidad verde urbana en metros cuadrados por habitante sino por la proximidad. El prestigio no está en sumar millones de metros a media hora de coche -como las Virreinas, que languidece al norte de la autovía- sino los parques a los que acercarse paseando. El director del Observatorio de Medio Ambiente Urbano ha enfatizado esto de manera recurrente. La ciudad mediterránea se define por acceder a los equipamientos a escala peatonal -mercados, escuelas, centros de salud o parques- frente a la ciudad horizontal estratificada a la americana. Así que resulta simplemente asombroso renunciar al Parque de Gibralfaro en torno al castillo, con entradas desde todos los puntos cardinales del centro histórico.

El alcalde tiene, entre otras habilidades sutiles, una capacidad inusual para desenfocar sus promesas incumplidas. Basta un apresurado ejercicio de memoria para rescatar algunas anunciadas con más bombo y platillo que una fanfarria de Haendel: la Ciudad del Cine, el parque temático, la empresa mixta de viviendas con Unicaja, el Centro Cultural del Puerto, la Fundación Picasso en el Astoria, las ocho mil viviendas sociales de 2003, el soterramiento del Paseo de los Curas. y eso a ojo de buen cubero. Un repaso minucioso llenaría páginas, tal vez demasiadas para la balanza. Ahora ha recurrido a la coartada de la crisis, aunque haya habido años de bonanza para una obra de coste asequible, y a desmentir que el Parque de Gibralfaro tuviera fecha, aunque las hemerotecas le desmienten. Pero en definitiva lo desalentador no es la certeza de que ese parque aparecerá otra vez en el programa electoral antes de regresar en mayo al memorial de promesas incumplidas; sino que la ciudad se prive de ese parque tan espléndido.


Teodoro León Gross. SUMARIO.- En definitiva la Unión Europea ha recuperado la idea clásica de los parques cercanos a los ciudadanos

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