domingo, 3 de agosto de 2014

Hotel Miramar , historia y proyecto de recuperación


Recordamos, con María Pepa Lara , la historia del Hotel Miramar, que ya está siendo recuperado como Gran Hotel por “Santos” según proyecto de José Seguí
El 17 de diciembre de 1920 el arquitecto Fernando Guerrero Strachan, como apoderado de la Sociedad «Príncipe de Asturias», enviaba un escrito al alcalde ­–adjuntando planos del futuro inmueble–, diciendo que la citada sociedad tenía el proyecto de construir un edificio destinado a hotel, en un solar propio de la misma, enclavado entre las calles de las Fábricas y de Tetuán, con fachadas al Paseo de Reding y prolongación de la calle de Arenal.
Los días 21 y 22 de mayo de 1921 vino a nuestra ciudad el rey Alfonso XIII; el motivo principal de su llegada fue la inauguración del pantano del Chorro, cuya última piedra colocó el día 21. Después realizó diversos actos, recepciones y banquetes, y entre ellos fue la visita al lugar donde debía alzarse en un futuro el hotel «Príncipe de Asturias». Y, el 1 de junio de dicho año, en la revista La Unión Ilustrada publicaban dos planos de las fachadas principal y posterior del mencionado hotel.
Mientras, los trámites de su construcción se fueron alargando en el tiempo. En marzo de 1921 se le había pedido al arquitecto municipal, Daniel Rubio, la medición y valoración del terreno que se iba a expropiar, al ajustarse a las nuevas fincas del edificio «Príncipe de Asturias». Un año después, Rubio remitía la valoración que le había pedido el alcalde. Sin embargo, la Comisión de obras Públicas estimó, en contra de la valoración del arquitecto municipal. Por tanto, Daniel Rubio tuvo que realizar de nuevo las valoraciones de los terrenos expropiados
El 14 de julio de 1922 Fernando Guerrero Strachan enviaba un escrito al alcalde, en el cual especificaba que, aunque estaba pendiente de aprobar por el Consejo, una variante del proyecto realizado por él, en el que se modificaba la distribución de huecos de fachadas, terrazas y altura de cuerpos de los pisos superiores del hotel; al estar terminando la colocación del primer entramado, solicitaba permiso para que se aprobase el proyecto.

El 26 de agosto de 1922, el alcalde, después de pedir informe a la comisión de Obras Públicas, remitía una carta a Fernando Guerrero Strachan, comunicándole que se personase en el negociado de Obras Públicas a retirar la correspondiente licencia, y abono de los derechos que ascendían a la suma de 5.907´50 pesetas.
Dos años después, el 22 de julio de 1924, se efectuó a liquidación de derechos municipales del referido hotel. En el documento se especificaban pormenorizadamente todas las obras efectuadas En total, la cantidad ascendía a 132.574´46 pesetas.
El rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia viajaron a Málaga para la inauguración del hotel «Príncipe de Asturias». Los periódicos locales de la época: El Cronista, La Unión Ilustrada, Vida Gráfica y La Unión Mercantil se hacen amplio eco de la venida de los monarcas a nuestra ciudad el día 10 de febrero de 1926; permanecieron hasta el 14. Entre una serie de actividades: bendición de la bandera del cañonero «Cánovas del Castillo»; inauguración del monumento al comandante Benítez, el héroe de Igueriben; inauguración del aparato «Italcable», en el cual el rey conferenció con el comandante Franco a su llegada a Buenos Aires; entrega de la bandera a los Regulares; visita al Seminario en construcción, etc. Y entre estos actos destacaba la bendición del hotel «Príncipe de Asturias», donde, además, se alojaban los reyes y sus acompañantes.
Hasta el año 1930, aproximadamente, el hotel continuó llamándose «Príncipe de Asturias», ya en la guía de 1932-33, Málaga en la mano, aparece con el nombre de «Miramar». Es lógico deducir a que es debida esta nueva denominación, con la llegada de la República, y la desaparición de la monarquía aconsejaba el cambio de nombre.
En 1936 el hotel fue requisado por las tropas republicanas y convertido en Hospital de Sangre, y así se mantuvo después de la entrada de las tropas del general Franco en nuestra ciudad, con el nombre de «Hospital Militar de Miramar», hasta el 1 de abril de 1939. Al parecer, en estos años el hotel era propiedad del Banco Hipotecario de España, y éste pidió al Ayuntamiento exención en el arbitrio de aguas respectivo a los 80 metros aplicados al mencionado edificio, en el tiempo en que fue Hospital de Sangre.
Después de la guerra continuó su andadura el hotel, aunque sin el esplendor de los primeros años, y se mantuvo unos 27 años, hasta 1967. En 1954 se llevó a cabo una gran reforma, pues aun siendo un gran hotel, no tenían cuartos de baños en las habitaciones. Existían en la planta baja, y allí se reunían los huéspedes, como si de un balneario se tratase, donde se vivía grandes reuniones lúdicas. Pero con el paso del tiempo todas estas costumbres se fueron modificando, y las grandes pérdidas económicas aconsejaron su cierre, en 1967.
Después de su clausura transcurrieron veinte años de abandono y deterioro, hasta que se decide y emprende su restauración para ser convertido en Palacio de Justicia en 1987. El arquitecto Mario Gómez-Morán y Cima fue el director de las obras y de las doscientas personas que intervinieron en su restauración. El Estado adquirió el edificio por 365 millones de pesetas a la Caja Provincial, se convino entonces un valor del aval de 250 millones teniendo en cuenta la evidente depreciación del inmueble por su acelerado deterioro y por la nueva calificación urbanística del PGOU –Protección Arquitectónica– que le restaba posibilidades de un mayor aprovechamiento volumétrico.
Sin embargo, ya en el año 2003, se comprobó que el citado inmueble era totalmente insuficiente para albergar en él todas las administraciones previstas. Y en dicha fecha se empezó a construir un nuevo edificio, el cual se inauguró en el año 2007, en Teatinos, con el nombre de «Ciudad de la Justicia».
Desde el momento que la Administración de Justicia abandonó dichas dependencias, se pensó en retornarlo al hotel de lujo que Málaga necesitaba, lo que serviría para recuperar un espacio que nunca debió dejar de ser el hotel para el cual fue construido. El inmueble, de 18.000 metros cuadrados, tendría capacidad para albergar 200 habitaciones.
La intención de la Cadena Santos, apoyada por el Estudio de Arquitectura Seguí, es devolver el esplendor a este edificio de 1926, por entonces uno de los hoteles más lujosos de Europa, respetando al máximo su identidad; y restaurarlo para que vuelva a ser lo más idéntico a como fue en esa primera época, aunque adaptándolo a las necesidades actuales de un 5 estrellas GL.
Si se cumplen los plazos que barajan los promotores, el que se quiere bautizar como Gran Hotel Miramar Málaga abriría sus puertas al público para la temporada de verano de 2017. Esta cadena hotelera, que es una empresa familiar que inició su andadura hace 44 años con la apertura del hotel Praga en Madrid y que en la actualidad cuenta con once establecimientos abiertos de los que tres son de cinco estrellas y uno de ellos gran lujo, quiere hacer de este edificio un referente nacional de la alta hostelería y unas instalaciones de las que toda Málaga se sienta orgullosa al recuperar toda la historia y el glamour de lo que fue en sus orígenes el único hotel de la ciudad. Para ello, el estudio de arquitectos Seguí, que dirige José Seguí, ultima ya la redacción del proyecto base de un hotel que contará con 191 habitaciones de máxima categoría, que además supondrá la recuperación del  histórico de Fernando Guerrero Strachan.
Seis años después de que la Junta de Andalucía hiciera entrega del Palacio Miramar al grupo Santos, allá por finales de julio de 2008, se reactiva un proyecto que permitirá a la ciudad presentar una oferta hotelera completa. Cabe recordar que fue en mayo de 2008 cuando la Junta adjudicó en concurso público el Palacio Miramar a Hoteles Santos, una cadena que se caracteriza por no haber vendido ni cerrado jamás ninguno de sus establecimientos, superando la crisis sin llevar a cabo expedientes de extinción de empleo.
Esta empresa familiar lleva a gala esta forma de actuar a nivel empresarial, que es en parte la que ha dilatado la construcción del Gran Hotel Miramar Málaga, dado que la puesta en marcha del proyecto coincidió con el inicio de la crisis económica que impactó de forma notable en el turismo nacional y que llevó aparejada el cierre crediticio de los bancos.
El estudio de arquitectos Seguí, que cuenta con una larga trayectoria en el diseño de proyectos emblemático en la ciudad –fue el ganador el año pasado del concurso de ideas para la integración del río Guadalmedina en Málaga y autor, entre otros, de la reconstrucción del estadio de La Rosaleda y de la Ciudad de la Justicia– será el encargado de dirigir estas primeras actuaciones de eliminación de elementos añadidos, de limpieza de fachadas, cornisas, tejados o balaustradas, que se prevé que se prolonguen varios meses y en las que pueden intervenir entre 50 ó 60 profesionales trabajando en todo el edificio, según fuentes cercanas.

El inicio de las obras de este hotel de gran lujo es un acontecimiento esperado por la ciudad, porque además contribuirá a la revitalización de la zona de La Malagueta, que ha notado en los últimos años el cese de la actividad como la Audiencia Provincial al trasladarse estas dependencias a la Ciudad de la Justicia con el cierre de negocios de hostelería y de comercios. Se trata de unas actuaciones de envergadura, tanto por las dimensiones de la superficie en la que actuar, entre jardines y edificio, como por hacerse en un inmueble que cuenta con una catalogación de grado 1 de Protección Arquitectónica, lo que conlleva la restauración de todos los elementos.

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