Vista aérea de Hoyo de Esparteros con La Mundial |
Llevamos
más de una década siguiendo con asombro una esperpéntica novela que trata sobre
la construcción del Hotel Vincci en el hoyo de Esparteros o, mejor dicho,
siguiendo con indignación el empeño de varias instituciones, la municipal y la
andaluza, por derribar La Mundial pese a la oposición de un movimiento civil
armado en su contra. El próximo episodio de este folletín se producirá hoy con
la presencia del arquitecto Rafael Moneo para convencer a la oposición de la
dignidad del proyecto; una encantadora 'performance' arquitectónica que se
celebra a puerta cerrada, para deleite de todos los concejales.
Desconocemos
cuáles son las técnicas de seducción y los argumentos que utilizará el reputado
arquitecto para justificar el derrumbe de un edificio del siglo XIX, antes
protegido por el propio Ayuntamiento, y que no guarda ningún equilibrio con las
dimensiones de los edificios de su entorno. La construcción de este mamotreto
supondrá además la eliminación de una calle y contempla la reconstrucción de un
edificio-pastiche que imite la fachada de La Mundial. Todo ello con la
intención de no levantar más sospechas en un proceso de especulación mediante
la destrucción del patrimonio, que de paso ha dejado unos mensajes terribles a
los ciudadanos. Por ejemplo, que con dinero se puede contratar a un arquitecto
de prestigio con el único propósito de higienizar un proceso a todas luces
lamentable, con la complicidad del Ayuntamiento que ha ampliado varias veces el
plazo a la empresa constructora para hacer frente a los primeros pagos en una
insólita permisividad que no suele ofrecerse a los ciudadanos: la posibilidad
de alargar los plazos administrativos hasta el infinito.
El
proyecto, que en los mentideros de la ciudad ya se denomina como el 'hotel del
mamoneo', es otro grano en este purulento panorama de acné que es la política
urbanística de la ciudad. Moneo lo va a tener difícil para convencernos de lo
contrario, un caso que acumula años de una dejadez municipal que transforma
nuestro patrimonio en una ruina. Moneo quizás ignore que, más allá de su valor
arquitectónico, La Mundial se ha convertido en un símbolo de resistencia. Publicado
en Diario Sur
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