sábado, 7 de noviembre de 2015

La Mundial y el progreso por Luis Ruiz Padrón

La Mundial , de Eduardo Strachan , vista por Luis Ruiz Padrón 

Que no. Que el debate sobre la Mundial no es ese, por mucho que los zorros lo planteen en esos términos manidos, mientras merodean alrededor del gallinero. Es más: cada vez que ciertas voces del entorno ladrillero-empresarial invocan la palabra «progreso», en alguna parte del mundo arde una biblioteca. Todavía gozan de predicamento en determinados sectores las ideas decimonónicas higienistas, propias de los tiempos del tifus y del cólera, que asocian antigüedad y patrimonio con lastre y ruina, y fomentan activamente la conexión mental de esos conceptos. Sin embargo es la Unesco –ese nido de adolescentes románticos ávidos de detener la maquinaria del progreso– quien dice que «el patrimonio urbano genera rendimientos muy superiores a los de las zonas desprovistas de interés cultural o histórico», y plantea la idea de paisaje urbano histórico que «va más allá de la conservación del entorno físico para abarcar el entorno humano en todos sus aspectos, materiales e inmateriales», mientras recomienda «definir los objetivos y las acciones de conservación a través de una planificación participativa y en consulta con las partes interesadas» y «evaluar la vulnerabilidad del patrimonio urbano frente a las presiones socioeconómicas». La Unesco, esos perroflautas. El caso de Hoyo de Esparteros no trata de modernidad frente a conservación: es especulación.

Rafael Moneo, el arquitecto que ha dado forma al desmesurado aumento de volumen y a la destrucción del trazado urbano urdidos por la promotora, ha venido a Málaga a explicar las bondades del proyecto; un gesto innecesario ya que los actores han reformulado ahora la cuestión de modo más sincero, lo cual se agradece: si queréis que os devolvamos vuestra ciudad, el rescate que tendréis que pagar será muy cuantioso.

Publicado en La Opinión de Málaga 

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