sábado, 7 de noviembre de 2015

Publicamos, a modo testimonial, tres artículos referentes a la operación especulativa de Hoyo de Esparteros, aunque no compartamos desde este blog dichas opiniones

“DESCORTESÍA MUNDIAL” TEODORO LEÓN GROSS
Diario SUR 29 octubre 2015
María Gámez y Juan Cassá plantaron el martes al arquitecto Rafael Moneo, cuando visitó Málaga para ponerse a disposición de los grupos políticos y explicarles su proyecto de hotel en Hoyo de Esparteros. Si el arquitecto creía que esos dos líderes iban a plegarse a acudir a un besamanos humillante, simulando respeto, se equivocaba pecando presuntuosamente de narcisismo petulante. ¡Así son los grandes líderes de esta ciudad! Una de sus señas de identidad es saber estar por encima de las pequeñeces; de modo que no se prestaron a la genuflexión, a diferencia de Ysabel Torralbo y Eduardo Zorrilla que sí acudieron junto al alcalde quizá con la idea viejuna, como don Quijote, de que en la cortesía siempre es mejor una carta de más que de menos. Por el contrario, Gámez y Cassá supieron elevarse sobre el venerable arquitecto, Premio Pritzker, Premio Príncipe de Asturias, Decano en Harvard durante década y media, que actuó con su humildad característica; sin dramatizar el gesto ni siquiera al nivel de Mr. Darcy en 'Orgullo y Prejuicio':
-¿Puedo preguntarle por qué me rechaza sin fingir algo de cortesía?
Gámez y Cassá se negaron a fingir ante el Pritzker y Medalla de Oro de la Unión Internacional de Arquitectos. ¡Pamemas! Esos honores no significan nada para ellos; como para tantos en Málaga que tratan a Moneo con tono perdonavidas. En todo caso éste, lejos del tipo de arquitecto estrella del poder retratado por Deyan Sudjic, ha exhibido una actitud razonable y rigurosa, a la altura de su prestigio como proyectista y de la calidad contante de su obra, y ahí queda la Biblioteca de Deusto o el edificio de ciencias de Columbia University. Por supuesto eso no basta para engañar a María Gámez y Juan Cassá, dos líderes por encima de esas menudencias.
-En fin, disculpen lo de llamarles líderes, pero es que no les conocemos bien.

Más allá del sarcasmo, prestado por Groucho, en este debate sí hay un buen debate. Va de suyo que es respetable defender La Mundial. Por mi parte, discrepo. Tiendo al conservacionismo, pero, honestamente, la defensa de La Mundial me parece sobreproteccionista: hay cientos de edificios del XIX como ése, algunos magníficos, otros más o menos vulgares; y La Mundial no es excepcional. Creo que el edificio del siglo XXI de Moneo aporta más que ese edificio del siglo XIX; y en todo caso su solución, reconstruyendo La Mundial al reordenar Hoyo de Esparteros, tiene sentido. Pero desde luego es un tema que se presta al debate. Lo que no es aceptable es la 'Descortesía Mundial' de Gámez y Cassá plantando al gran arquitecto casi octogenario. Cuesta creer que merezcan llamarse 'representantes' porque cuesta creer que sus representados hubiesen actuado así, como patanes groseros sobre una atalaya desde la que despreciar a un grande de la arquitectura como Moneo, a quien, por cierto, sí se recordará dentro de unos años.
“LA PATALETA DE GÁMEZ&CASSÁ  “PEDRO LUIS GÓMEZ
Publicado en Sur 31 octubre 2015
La visita de Rafael Moneo es uno de esos acontecimientos que, con el paso del tiempo, como ocurriera con otro arquitecto de fama mundial (uf, la 'palabra'), Frank Gehry, se recordará como canto al despropósito y un nuevo ejemplo del ridículo que se puede llegar a hacer. Si Gehry vino engañado y se fue con un cabreo de mil pares de demonios, Moneo vino a sabiendas con la sana intención de reunirse con toda la oposicion para explicarles su proyecto, algo por lo que suspirarían ciudades de medio mundo. Lo hizo con humildad de becario. Vino con el único objetivo de dialogar, de decirle a quien quisiera escucharle «miren, este es el es edificio que quiero que Málaga tenga con mi firma, porque me gusta y porque la idea me resulta atractiva, que yo no necesito esto para comer, ni mucho menos». Tiene mucho mérito lo suyo: trasladarse a Málaga para dar explicaciones, como si hubiese hecho algo malo o si se enfrentará a un excelso tribunal, con la abismal diferencia de que ninguno de sus 'componentes' tenía repajolera idea de arquitectura, y alguno, encima, además de ni conocer al personaje, encima demostró una falta de cortesía y de educación que ni procede ni se corresponde con quien ejerce una representación de la Ciudad. El ilustre arquitecto, no 'tuvo altura', ¡Dios mío!, para ni siquiera ser escuchado por dos de los cuatro líderes de los grupos municipales. Los dos ausentes quedaron en el ridículo más espantoso... «¡Pero quién se habrá crecido éste que es para que yo vaya a escucharlo, ni siquiera a saludarlo!», pensarían María Gámez y Juan Cassá, lejos del escudo de la ciudad «muy hospitalaria» y dispuestos al show 'Los orgullosos desairados por el intruso'. La única explicación es el intento de Gámez de sobresalir en una legislatura, en la que no tiene apenas protagonismo. El 'socio' Cassá solo se encuentra en un posible extraño y absurdo intento (que no necesita) de marcar diferencias con el alcalde. Los representantes de los otros dos grupos tampoco hicieron méritos en la reunión para felicitarlos, pero tuvieron la educacìón de acudir a la visita de quién venía, con bastante sencillez (¡oigan que es Moneo, que no es Periquillo el de los Palotes), a explicar su edificio en una zona decrépita que necesita una remodelación urgente. Pero se topó con la demagogia. Es barata. Muy barata y por eso es fácil abonarse a ella. «Hay que salvar La Mundial». Muy bien. Respeto absoluto a quienes piensan así, pero también para quienes no estamos de acuerdo. No la conocía ni quienes se hospedaron en sus humildes habitaciones, un edificio como decenas en la Málaga que evoluciona y busca nuevas pautas de desarrollo. Defiendo la libertad de quienes opinan que hay que preservarlo, pero muchos de ellos no aceptan que se les lleve la contraria. Y como esa demagogia es barata, hubo show con moneo. Sin que nadie se moleste (redes sociales 'habemus'), permítanme el simil fácil: en Málaga se prefiere una pensión a un hotel de lujo... Porque también hay mucha gente que tiene el derecho a decir 'Salvemos el hotel de Moneo'.


“LA PACIENCIA DE MONEO”  PEDRO MARÍN COTS Diario Sur 31 octubre 2015
Ya era de noche cuando salimos paseando por el Parque desde el Ayuntamiento hasta el hotel donde se alojaba. Podía parecer que estaba cansado después de una larga sesión académica y humana donde explico dos veces, una para los grupos políticos que asistieron al encuentro, y otra para los periodistas su idea de la renovación del espacio urbano de Hoyo Esparteros que llega hasta el Pasillo de Santa Isabel. En cada explicación empleo casi 50 minutos, como si se tratara de una clase más de las que daba cuando era decano de Harvard. Le pregunte en el intermedio de las clases, mientras en mangas de camisa se daba una vuelta entre lo que desconocía que era Hacienda e Intervención, si estaba cansado, lo que negó rápidamente señalando que estaba acostumbrado.

Efectivamente no lo estaba, había venido bien preparado a Málaga, donde solamente antes había estado ocasionalmente con ocasión de una fallida intervención junto al CAC. Su interés por la ciudad se manifestó en comentarios y preguntas, le gustaba el pavimento del Parque, el cambio de color en las zonas de descanso o el diseño de los bancos. No conocía el Palmeral de las Sorpresas de Jerónimo Junquera. Al llegar a la plaza de la Marina se acordó de Manuel de Sola Morales y los disgustos que le causaron las intervenciones municipales para malagueñizar la plaza sin su consentimiento. Se quedó parado mirando la noria iluminada, y me pregunto sobre quien había dado el permiso.
Habíamos quedado para cenar con Salvador Moreno Peralta, pero antes quiso dar una vuelta por la Catedral, hacía tiempo que no la veía y me pareció que le fascinaba la síntesis de estilos arquitectónicos que se llevaron a cabo en dos siglos y medio de construcción. Que bien representa esta ciudad. Y es que los proyectos en Málaga nunca han sido cuestiones fáciles o sencillas.
No lo es tampoco la resolución del entorno de Hoyo Esparteros, pero quizá más por falta de comunicación que por la intervención urbanística propuesta. Porque Moneo con grandes dosis de humildad, pero también de un detallado conocimiento de la zona no plantea solamente un proyecto arquitectónico, si no algo a una escala mayor que adquiere el significado de proyecto urbano.

Sobre la Mundial pivota una recomposición de la trama urbana de esa zona, donde el puente de la Esperanza no puede enlazar con calle Prim, porque el edificio cuestionado sobresale seis metros en la nueva alineación. Moneo plantea trasladar el edificio al fondo de la plaza como nueva referencia de la misma ya que la arquitectura existente, incluido un edificio reciente, son de nulo valor arquitectónico. Al mismo tiempo el edificio del hotel que mantiene los parámetros de altura de la fachada al rio, marca la conjunción de la ciudad contemporánea al otro lado del rio, la moderna representada por la Alameda y la clásica de la ciudad antigua.
Mimetizar un edificio en otro lugar puede ser discutible, pero se ha hecho en numerosas ocasiones, y la calidad de la propuesta y el acabado es al final lo que prevalece. No es el edificio de la Mundial un gran ejemplo de arquitectura domestica, mejores edificios han caído en las últimas décadas y han sido substituidos por edificios antiestéticos y de diseños nada afortunados. Pero consciente de la imagen colectiva que representa propone una solución bella y equilibrada.

La propuesta de Moneo valoriza un espacio que debe ser una referencia de la ciudad antigua que atraiga actividad hacia el Pasillo de Santa Isabel y descongestione la saturada zona de la parte monumental del centro histórico. Con paciencia se ofreció a contarlo de nuevo las veces que hiciese falta. Lastima que su doble clase tan minuciosa en los detalles del proyecto y en los razonamientos que lo vinculaban con la historia desde el siglo XVIII no fuese grabada, pero los asistentes agradecieron desde el propio alcalde hasta Eduardo Zorrilla e Ysabel Torralbo la calidez y modestia de sus palabras, y sobre todo una costumbre que se esta perdiendo, saber escuchar a los demás con tranquilidad y responder con respeto y conocimiento.

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