“DESCORTESÍA
MUNDIAL” TEODORO LEÓN GROSS
Diario SUR 29
octubre 2015
María Gámez
y Juan Cassá plantaron el martes al arquitecto Rafael Moneo, cuando visitó
Málaga para ponerse a disposición de los grupos políticos y explicarles su
proyecto de hotel en Hoyo de Esparteros. Si el arquitecto creía que esos dos
líderes iban a plegarse a acudir a un besamanos humillante, simulando respeto,
se equivocaba pecando presuntuosamente de narcisismo petulante. ¡Así son los
grandes líderes de esta ciudad! Una de sus señas de identidad es saber estar
por encima de las pequeñeces; de modo que no se prestaron a la genuflexión, a
diferencia de Ysabel Torralbo y Eduardo Zorrilla que sí acudieron junto al
alcalde quizá con la idea viejuna, como don Quijote, de que en la cortesía
siempre es mejor una carta de más que de menos. Por el contrario, Gámez y Cassá
supieron elevarse sobre el venerable arquitecto, Premio Pritzker, Premio
Príncipe de Asturias, Decano en Harvard durante década y media, que actuó con
su humildad característica; sin dramatizar el gesto ni siquiera al nivel de Mr.
Darcy en 'Orgullo y Prejuicio':
-¿Puedo
preguntarle por qué me rechaza sin fingir algo de cortesía?
Gámez y
Cassá se negaron a fingir ante el Pritzker y Medalla de Oro de la Unión
Internacional de Arquitectos. ¡Pamemas! Esos honores no significan nada para
ellos; como para tantos en Málaga que tratan a Moneo con tono perdonavidas. En
todo caso éste, lejos del tipo de arquitecto estrella del poder retratado por
Deyan Sudjic, ha exhibido una actitud razonable y rigurosa, a la altura de su
prestigio como proyectista y de la calidad contante de su obra, y ahí queda la
Biblioteca de Deusto o el edificio de ciencias de Columbia University. Por
supuesto eso no basta para engañar a María Gámez y Juan Cassá, dos líderes por
encima de esas menudencias.
-En fin,
disculpen lo de llamarles líderes, pero es que no les conocemos bien.
Más allá
del sarcasmo, prestado por Groucho, en este debate sí hay un buen debate. Va de
suyo que es respetable defender La Mundial. Por mi parte, discrepo. Tiendo al
conservacionismo, pero, honestamente, la defensa de La Mundial me parece
sobreproteccionista: hay cientos de edificios del XIX como ése, algunos
magníficos, otros más o menos vulgares; y La Mundial no es excepcional. Creo
que el edificio del siglo XXI de Moneo aporta más que ese edificio del siglo
XIX; y en todo caso su solución, reconstruyendo La Mundial al reordenar Hoyo de
Esparteros, tiene sentido. Pero desde luego es un tema que se presta al debate.
Lo que no es aceptable es la 'Descortesía Mundial' de Gámez y Cassá plantando
al gran arquitecto casi octogenario. Cuesta creer que merezcan llamarse
'representantes' porque cuesta creer que sus representados hubiesen actuado
así, como patanes groseros sobre una atalaya desde la que despreciar a un
grande de la arquitectura como Moneo, a quien, por cierto, sí se recordará
dentro de unos años.
“LA
PATALETA DE GÁMEZ&CASSÁ “PEDRO LUIS
GÓMEZ
Publicado
en Sur 31 octubre 2015
La visita
de Rafael Moneo es uno de esos acontecimientos que, con el paso del tiempo,
como ocurriera con otro arquitecto de fama mundial (uf, la 'palabra'), Frank
Gehry, se recordará como canto al despropósito y un nuevo ejemplo del ridículo
que se puede llegar a hacer. Si Gehry vino engañado y se fue con un cabreo de
mil pares de demonios, Moneo vino a sabiendas con la sana intención de reunirse
con toda la oposicion para explicarles su proyecto, algo por lo que suspirarían
ciudades de medio mundo. Lo hizo con humildad de becario. Vino con el único
objetivo de dialogar, de decirle a quien quisiera escucharle «miren, este es el
es edificio que quiero que Málaga tenga con mi firma, porque me gusta y porque
la idea me resulta atractiva, que yo no necesito esto para comer, ni mucho
menos». Tiene mucho mérito lo suyo: trasladarse a Málaga para dar
explicaciones, como si hubiese hecho algo malo o si se enfrentará a un excelso
tribunal, con la abismal diferencia de que ninguno de sus 'componentes' tenía
repajolera idea de arquitectura, y alguno, encima, además de ni conocer al
personaje, encima demostró una falta de cortesía y de educación que ni procede
ni se corresponde con quien ejerce una representación de la Ciudad. El ilustre
arquitecto, no 'tuvo altura', ¡Dios mío!, para ni siquiera ser escuchado por
dos de los cuatro líderes de los grupos municipales. Los dos ausentes quedaron
en el ridículo más espantoso... «¡Pero quién se habrá crecido éste que es para
que yo vaya a escucharlo, ni siquiera a saludarlo!», pensarían María Gámez y
Juan Cassá, lejos del escudo de la ciudad «muy hospitalaria» y dispuestos al
show 'Los orgullosos desairados por el intruso'. La única explicación es el
intento de Gámez de sobresalir en una legislatura, en la que no tiene apenas
protagonismo. El 'socio' Cassá solo se encuentra en un posible extraño y
absurdo intento (que no necesita) de marcar diferencias con el alcalde. Los
representantes de los otros dos grupos tampoco hicieron méritos en la reunión
para felicitarlos, pero tuvieron la educacìón de acudir a la visita de quién
venía, con bastante sencillez (¡oigan que es Moneo, que no es Periquillo el de
los Palotes), a explicar su edificio en una zona decrépita que necesita una
remodelación urgente. Pero se topó con la demagogia. Es barata. Muy barata y
por eso es fácil abonarse a ella. «Hay que salvar La Mundial». Muy bien.
Respeto absoluto a quienes piensan así, pero también para quienes no estamos de
acuerdo. No la conocía ni quienes se hospedaron en sus humildes habitaciones,
un edificio como decenas en la Málaga que evoluciona y busca nuevas pautas de
desarrollo. Defiendo la libertad de quienes opinan que hay que preservarlo,
pero muchos de ellos no aceptan que se les lleve la contraria. Y como esa
demagogia es barata, hubo show con moneo. Sin que nadie se moleste (redes
sociales 'habemus'), permítanme el simil fácil: en Málaga se prefiere una
pensión a un hotel de lujo... Porque también hay mucha gente que tiene el
derecho a decir 'Salvemos el hotel de Moneo'.
“LA
PACIENCIA DE MONEO” PEDRO MARÍN COTS
Diario Sur 31 octubre 2015
Ya era de
noche cuando salimos paseando por el Parque desde el Ayuntamiento hasta el
hotel donde se alojaba. Podía parecer que estaba cansado después de una larga
sesión académica y humana donde explico dos veces, una para los grupos
políticos que asistieron al encuentro, y otra para los periodistas su idea de
la renovación del espacio urbano de Hoyo Esparteros que llega hasta el Pasillo
de Santa Isabel. En cada explicación empleo casi 50 minutos, como si se tratara
de una clase más de las que daba cuando era decano de Harvard. Le pregunte en
el intermedio de las clases, mientras en mangas de camisa se daba una vuelta
entre lo que desconocía que era Hacienda e Intervención, si estaba cansado, lo
que negó rápidamente señalando que estaba acostumbrado.
Efectivamente
no lo estaba, había venido bien preparado a Málaga, donde solamente antes había
estado ocasionalmente con ocasión de una fallida intervención junto al CAC. Su
interés por la ciudad se manifestó en comentarios y preguntas, le gustaba el
pavimento del Parque, el cambio de color en las zonas de descanso o el diseño
de los bancos. No conocía el Palmeral de las Sorpresas de Jerónimo Junquera. Al
llegar a la plaza de la Marina se acordó de Manuel de Sola Morales y los
disgustos que le causaron las intervenciones municipales para malagueñizar la
plaza sin su consentimiento. Se quedó parado mirando la noria iluminada, y me
pregunto sobre quien había dado el permiso.
Habíamos
quedado para cenar con Salvador Moreno Peralta, pero antes quiso dar una vuelta
por la Catedral, hacía tiempo que no la veía y me pareció que le fascinaba la
síntesis de estilos arquitectónicos que se llevaron a cabo en dos siglos y
medio de construcción. Que bien representa esta ciudad. Y es que los proyectos
en Málaga nunca han sido cuestiones fáciles o sencillas.
No lo es
tampoco la resolución del entorno de Hoyo Esparteros, pero quizá más por falta
de comunicación que por la intervención urbanística propuesta. Porque Moneo con
grandes dosis de humildad, pero también de un detallado conocimiento de la zona
no plantea solamente un proyecto arquitectónico, si no algo a una escala mayor
que adquiere el significado de proyecto urbano.
Sobre la
Mundial pivota una recomposición de la trama urbana de esa zona, donde el
puente de la Esperanza no puede enlazar con calle Prim, porque el edificio
cuestionado sobresale seis metros en la nueva alineación. Moneo plantea
trasladar el edificio al fondo de la plaza como nueva referencia de la misma ya
que la arquitectura existente, incluido un edificio reciente, son de nulo valor
arquitectónico. Al mismo tiempo el edificio del hotel que mantiene los
parámetros de altura de la fachada al rio, marca la conjunción de la ciudad
contemporánea al otro lado del rio, la moderna representada por la Alameda y la
clásica de la ciudad antigua.
Mimetizar
un edificio en otro lugar puede ser discutible, pero se ha hecho en numerosas
ocasiones, y la calidad de la propuesta y el acabado es al final lo que
prevalece. No es el edificio de la Mundial un gran ejemplo de arquitectura
domestica, mejores edificios han caído en las últimas décadas y han sido
substituidos por edificios antiestéticos y de diseños nada afortunados. Pero
consciente de la imagen colectiva que representa propone una solución bella y
equilibrada.
La
propuesta de Moneo valoriza un espacio que debe ser una referencia de la ciudad
antigua que atraiga actividad hacia el Pasillo de Santa Isabel y descongestione
la saturada zona de la parte monumental del centro histórico. Con paciencia se
ofreció a contarlo de nuevo las veces que hiciese falta. Lastima que su doble
clase tan minuciosa en los detalles del proyecto y en los razonamientos que lo
vinculaban con la historia desde el siglo XVIII no fuese grabada, pero los
asistentes agradecieron desde el propio alcalde hasta Eduardo Zorrilla e Ysabel
Torralbo la calidez y modestia de sus palabras, y sobre todo una costumbre que
se esta perdiendo, saber escuchar a los demás con tranquilidad y responder con
respeto y conocimiento.
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