Italcable |
Los viajeros románticos se quedaban desencantados cuando
alcanzaban la costa malagueña y veían la hilera de chimeneas industriales
tiznando el cielo. La estampa que les recibía tenía más que ver con su
Inglaterra natal que con el tipismo andaluz que esperaban encontrar. Y tenían
mucha razón. A mediados del siglo XIX, Málaga fue una potencia fabril de primer
orden. La instalación de altos hornos en Marbella y la fábrica envase metálico
en la capital fueron pioneras en España. Alrededor de un centenar de atalayas
humeantes daban fe de aquello. Sin embargo, en los años 60 llegó el turismo de
masas, una nueva actividad económica para desbancar a la anterior. Pocos
vestigios han quedado de aquella época. En la ciudad de Málaga, tan sólo 14
chimeneas permanecen en pie. Los defensores de este patrimonio luchan para que
no se borren por completo las huellas del pasado industrial malagueño.
"La inmensa mayoría ignora que la provincia fue una
potencia muy destacada, no era una más, sino que estaba a la cabeza sólo detrás
de Barcelona en volumen económico", destaca el doctor Francisco José
Rodríguez Marín, profesor en Historia del Arte y Turismo de la Universidad de
Málaga. "En algunos sectores estaba a la vanguardia tecnológica",
agrega Rodríguez Marín, comisario también de la muestra Patrimonio Industrial
de Sevilla y Málaga. La tecnología 3D como fórmula de rescate gráfico,
organizada por la Fundación Patrimonio Industrial de Andalucía y que se puede
ver en la Sala Mena Italcable hasta el 22 de febrero.
Desde Huelin hasta Sacaba se emplazaban una fábrica tras otra
en la primera línea litoral, un terreno libre y llano en la zona oeste de la
ciudad que permitía la buena distribución de las mercancías que llegaban al
puerto y se repartían gracias al ferrocarril suburbano. Pero a mediado del
siglo XX vino el turismo, que "tuvo un efecto muy negativo en este
patrimonio, que se derribó para construir hoteles", asegura el profesor. Y
no sólo por la especulación del suelo se tiró todo abajo. Quizás entonces
tampoco se tenía conciencia de su valor. Se crearon para dar un servicio y al
concluir su funcionalidad o cuando se quedaba obsoleta la maquinaria se
desechaba. "Lo antiguo se sustituía por lo más moderno y normalmente a
quien llamaban era al chatarrero", agrega Rodríguez Marín. Hoy mucho de lo
que hubo ha desaparecido.
La fábrica de Vers era una fundición de hierro especializada
en material ferroviario. Su cliente casi exclusivo era Renfe, llegó a tener
1.500 trabajadores pero se dejaron de hacer pedidos y cerró. Nada quedó de
aquello. También desapareció el silo del puerto. Aunque con mucho más ruido
antes de decir adiós, de su fisonomía solo han quedado fotografías. La Térmica,
era una fábrica termoeléctrica tanto de fuel como de carbón "y su nave
central era perfecta para haberla reconvertido en un centro deportivo o
comercial", considera el profesor. "Pedimos la protección del
edificio y de la chimenea, se declaró bien de interés cultural pero solo se ha
salvado la chimenea", añade. Pero en esa "miopía" que impide la
visión de futuro que pueden tener estas instalaciones se ha repetido en
innumerables casos. "¿No sería mejor poder reconvertir espacios
industriales para otros usos en vez de hacer obra nueva?", se pregunta
Rodríguez Marín. Y subraya que mientras que en Europa se rehabilita este
patrimonio aquí se destruye.
"Está claro que todo no se puede conservar, hay que ser
selectivo, pero la protección no se basa en función de criterios de historia
del arte, sino que son otros valores, como el testimonial, lo que nos permite
demostrar a las generaciones futuras el carácter industrial que tuvo
Málaga", señala este defensor y difusor del patrimonio, miembro de la
Asociación en Defensa del Patrimonio Tecnológico y Chimeneas Industriales de
Málaga. E indica que "si lo conservamos es porque tiene un valor y lo
tenemos que tratar como tal, los restos tienen que estar explicados,
identificados, iluminados y bien integrados".
Señala la chimenea de la fábrica de ladrillos de la Colonia
de Santa Inés o del arco de entrada a la fábrica como buenos ejemplos. También
la recuperación de la sala Italcable, que era sede de oficinas y equipamiento
tecnológico de la empresa de telecomunicaciones que tendió un cable submarino
desde Italia hasta América. Ahora es una sala de exposiciones que ha cuidado su
fachada regionalista de 1926.
Pero destaca otros menos afortunados, como la primera
chimenea que se protegió, allá por los años 80, en la Malagueta. Iba a ir abajo
y se logró mantenerla en pie, lo malo es que las viviendas de las que está rodeada
la tapan. Igual que ocurre en la calle Constancia, que se encuentra dentro del
recinto de unos edificios. También hay otros en estado de abandono cuyo futuro
peligra. "La azucarera del Tarajal es como una catedral de la industria,
sorprenden sus dimensiones y la nobleza del edificio de 1931", dice y teme
que todo desaparezca. Allí, reivindica, se podría situar un museo de la
industria. O también en la antigua Fiat, la antigua termoeléctrica que está
tras la plaza de San Francisco. Tampoco se sabe mucho del futuro de la Salyt,
la fábrica de ladrillo de 1954 que cerró en 2011. La noria de Huerta Godino, en
Martiricos, es patrimonio preindustrial y está en ruinas.
"Tenemos que abandonar la idea de museo al uso, este
sería un libro lleno de historias por contar, supondría reconstruir el pasado
industrial de Málaga que aquí poco se reconoce a pesar de que debería de ser
seña de identidad, es una asignatura pendiente", estima Rodríguez Marín.
En esta reconstrucción tienen mucho que decir las nuevas tecnologías puestas al
servicio de la divulgación científica.
En la facultad Politécnica de Málaga, el profesor Pedro
Portillo Franquelo puso en marcha en los años 90 el proyecto Regina, el rescate
gráfico de la industria desaparecida. Sus alumnos, en sus proyectos fin de
carrera hicieron más de 60 reconstrucciones virtuales de fábricas ya demolidas.
Con planos, fotos antiguas y estudios documentales se pueden crear imágenes tan
precisas de lo que fueron y su funcionamiento que constituyen una gran
herramienta didáctica. "Estos proyectos estaban en el cajón y me acordé de
ellos y de ahí surgió esta exposición, que tiene siete recreaciones virtuales
de Málaga y siete de Sevilla", explica el comisario de la muestra. Paneles
explicativos y algunas piezas componen un recorrido para reconciliar al
malagueño con un capítulo imprescindible de su historia. No todo fue siempre
sol y playa.
CITESA |
A.Lapeira |
A.S.VERS |
Suburbanos Málaga |
Bodegas López Hermanos |
Los Guindos |
Oxidos Rojos |
No hay comentarios:
Publicar un comentario