Recordamos,
con María Pepa Lara , la historia del Hotel Miramar, que ya está siendo
recuperado como Gran Hotel por “Santos” según proyecto de José Seguí
El 17 de
diciembre de 1920 el arquitecto Fernando Guerrero Strachan, como apoderado de
la Sociedad «Príncipe de Asturias», enviaba un escrito al alcalde –adjuntando
planos del futuro inmueble–, diciendo que la citada sociedad tenía el proyecto
de construir un edificio destinado a hotel, en un solar propio de la misma, enclavado
entre las calles de las Fábricas y de Tetuán, con fachadas al Paseo de Reding y
prolongación de la calle de Arenal.
Los días 21
y 22 de mayo de 1921 vino a nuestra ciudad el rey Alfonso XIII; el motivo
principal de su llegada fue la inauguración del pantano del Chorro, cuya última
piedra colocó el día 21. Después realizó diversos actos, recepciones y
banquetes, y entre ellos fue la visita al lugar donde debía alzarse en un
futuro el hotel «Príncipe de Asturias». Y, el 1 de junio de dicho año, en la revista
La Unión Ilustrada publicaban dos planos de las fachadas principal y posterior
del mencionado hotel.
Mientras,
los trámites de su construcción se fueron alargando en el tiempo. En marzo de
1921 se le había pedido al arquitecto municipal, Daniel Rubio, la medición y
valoración del terreno que se iba a expropiar, al ajustarse a las nuevas fincas
del edificio «Príncipe de Asturias». Un año después, Rubio remitía la
valoración que le había pedido el alcalde. Sin embargo, la Comisión de obras
Públicas estimó, en contra de la valoración del arquitecto municipal. Por
tanto, Daniel Rubio tuvo que realizar de nuevo las valoraciones de los terrenos
expropiados
El 14 de
julio de 1922 Fernando Guerrero Strachan enviaba un escrito al alcalde, en el
cual especificaba que, aunque estaba pendiente de aprobar por el Consejo, una
variante del proyecto realizado por él, en el que se modificaba la distribución
de huecos de fachadas, terrazas y altura de cuerpos de los pisos superiores del
hotel; al estar terminando la colocación del primer entramado, solicitaba
permiso para que se aprobase el proyecto.
El 26 de
agosto de 1922, el alcalde, después de pedir informe a la comisión de Obras
Públicas, remitía una carta a Fernando Guerrero Strachan, comunicándole que se
personase en el negociado de Obras Públicas a retirar la correspondiente
licencia, y abono de los derechos que ascendían a la suma de 5.907´50 pesetas.
Dos años
después, el 22 de julio de 1924, se efectuó a liquidación de derechos
municipales del referido hotel. En el documento se especificaban
pormenorizadamente todas las obras efectuadas En total, la cantidad ascendía a
132.574´46 pesetas.
El rey
Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia viajaron a Málaga para la inauguración
del hotel «Príncipe de Asturias». Los periódicos locales de la época: El
Cronista, La Unión Ilustrada, Vida Gráfica y La Unión Mercantil se hacen amplio
eco de la venida de los monarcas a nuestra ciudad el día 10 de febrero de 1926;
permanecieron hasta el 14. Entre una serie de actividades: bendición de la
bandera del cañonero «Cánovas del Castillo»; inauguración del monumento al
comandante Benítez, el héroe de Igueriben; inauguración del aparato
«Italcable», en el cual el rey conferenció con el comandante Franco a su
llegada a Buenos Aires; entrega de la bandera a los Regulares; visita al
Seminario en construcción, etc. Y entre estos actos destacaba la bendición del
hotel «Príncipe de Asturias», donde, además, se alojaban los reyes y sus
acompañantes.
Hasta el año
1930, aproximadamente, el hotel continuó llamándose «Príncipe de Asturias», ya
en la guía de 1932-33, Málaga en la mano, aparece con el nombre de «Miramar».
Es lógico deducir a que es debida esta nueva denominación, con la llegada de la
República, y la desaparición de la monarquía aconsejaba el cambio de nombre.
En 1936 el
hotel fue requisado por las tropas republicanas y convertido en Hospital de
Sangre, y así se mantuvo después de la entrada de las tropas del general Franco
en nuestra ciudad, con el nombre de «Hospital Militar de Miramar», hasta el 1
de abril de 1939. Al parecer, en estos años el hotel era propiedad del Banco
Hipotecario de España, y éste pidió al Ayuntamiento exención en el arbitrio de
aguas respectivo a los 80 metros aplicados al mencionado edificio, en el tiempo
en que fue Hospital de Sangre.
Después de
la guerra continuó su andadura el hotel, aunque sin el esplendor de los
primeros años, y se mantuvo unos 27 años, hasta 1967. En 1954 se llevó a cabo
una gran reforma, pues aun siendo un gran hotel, no tenían cuartos de baños en
las habitaciones. Existían en la planta baja, y allí se reunían los huéspedes,
como si de un balneario se tratase, donde se vivía grandes reuniones lúdicas.
Pero con el paso del tiempo todas estas costumbres se fueron modificando, y las
grandes pérdidas económicas aconsejaron su cierre, en 1967.
Después de
su clausura transcurrieron veinte años de abandono y deterioro, hasta que se
decide y emprende su restauración para ser convertido en Palacio de Justicia en
1987. El arquitecto Mario Gómez-Morán y Cima fue el director de las obras y de
las doscientas personas que intervinieron en su restauración. El Estado
adquirió el edificio por 365 millones de pesetas a la Caja Provincial, se
convino entonces un valor del aval de 250 millones teniendo en cuenta la
evidente depreciación del inmueble por su acelerado deterioro y por la nueva
calificación urbanística del PGOU –Protección Arquitectónica– que le restaba
posibilidades de un mayor aprovechamiento volumétrico.
Sin embargo,
ya en el año 2003, se comprobó que el citado inmueble era totalmente
insuficiente para albergar en él todas las administraciones previstas. Y en
dicha fecha se empezó a construir un nuevo edificio, el cual se inauguró en el
año 2007, en Teatinos, con el nombre de «Ciudad de la Justicia».
Desde el
momento que la Administración de Justicia abandonó dichas dependencias, se
pensó en retornarlo al hotel de lujo que Málaga necesitaba, lo que serviría
para recuperar un espacio que nunca debió dejar de ser el hotel para el cual
fue construido. El inmueble, de 18.000 metros cuadrados, tendría capacidad para
albergar 200 habitaciones.
La intención
de la Cadena Santos, apoyada por el Estudio de Arquitectura Seguí, es devolver
el esplendor a este edificio de 1926, por entonces uno de los hoteles más
lujosos de Europa, respetando al máximo su identidad; y restaurarlo para que
vuelva a ser lo más idéntico a como fue en esa primera época, aunque
adaptándolo a las necesidades actuales de un 5 estrellas GL.
Si se
cumplen los plazos que barajan los promotores, el que se quiere bautizar como
Gran Hotel Miramar Málaga abriría sus puertas al público para la temporada de
verano de 2017. Esta cadena hotelera, que es una empresa familiar que inició su
andadura hace 44 años con la apertura del hotel Praga en Madrid y que en la
actualidad cuenta con once establecimientos abiertos de los que tres son de
cinco estrellas y uno de ellos gran lujo, quiere hacer de este edificio un
referente nacional de la alta hostelería y unas instalaciones de las que toda
Málaga se sienta orgullosa al recuperar toda la historia y el glamour de lo que
fue en sus orígenes el único hotel de la ciudad. Para ello, el estudio de
arquitectos Seguí, que dirige José Seguí, ultima ya la redacción del proyecto
base de un hotel que contará con 191 habitaciones de máxima categoría, que
además supondrá la recuperación del histórico de Fernando Guerrero Strachan.
Seis años
después de que la Junta de Andalucía hiciera entrega del Palacio Miramar al
grupo Santos, allá por finales de julio de 2008, se reactiva un proyecto que
permitirá a la ciudad presentar una oferta hotelera completa. Cabe recordar que
fue en mayo de 2008 cuando la Junta adjudicó en concurso público el Palacio
Miramar a Hoteles Santos, una cadena que se caracteriza por no haber vendido ni
cerrado jamás ninguno de sus establecimientos, superando la crisis sin llevar a
cabo expedientes de extinción de empleo.
Esta empresa
familiar lleva a gala esta forma de actuar a nivel empresarial, que es en parte
la que ha dilatado la construcción del Gran Hotel Miramar Málaga, dado que la
puesta en marcha del proyecto coincidió con el inicio de la crisis económica
que impactó de forma notable en el turismo nacional y que llevó aparejada el
cierre crediticio de los bancos.
El estudio
de arquitectos Seguí, que cuenta con una larga trayectoria en el diseño de
proyectos emblemático en la ciudad –fue el ganador el año pasado del concurso
de ideas para la integración del río Guadalmedina en Málaga y autor, entre
otros, de la reconstrucción del estadio de La Rosaleda y de la Ciudad de la
Justicia– será el encargado de dirigir estas primeras actuaciones de
eliminación de elementos añadidos, de limpieza de fachadas, cornisas, tejados o
balaustradas, que se prevé que se prolonguen varios meses y en las que pueden
intervenir entre 50 ó 60 profesionales trabajando en todo el edificio, según
fuentes cercanas.
El inicio de
las obras de este hotel de gran lujo es un acontecimiento esperado por la
ciudad, porque además contribuirá a la revitalización de la zona de La
Malagueta, que ha notado en los últimos años el cese de la actividad como la
Audiencia Provincial al trasladarse estas dependencias a la Ciudad de la
Justicia con el cierre de negocios de hostelería y de comercios. Se trata de
unas actuaciones de envergadura, tanto por las dimensiones de la superficie en
la que actuar, entre jardines y edificio, como por hacerse en un inmueble que
cuenta con una catalogación de grado 1 de Protección Arquitectónica, lo que
conlleva la restauración de todos los elementos.
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