jueves, 30 de diciembre de 2010

Los Verdiales , una tradición en auge. 24escuelas de verdiales se reparten por la provincia. A ellas hay que sumar las 35 pandas reunidas en la federación. Cada formación cuenta con una media de 22 fiesteros, por lo que en Málaga tocan, cantan y bailan más de 700 verdialeros.

Los verdiales tienen fiesta para rato



 - ANTONIO JAVIER LÓPEZ  SUR-MALAGA


LOS ESTILOS

Montes. El más antiguo y el que ha permanecido menos influido por el mestizaje. Su toque es más rudo y el ritmo corre a cargo del pandero.

Almogía. Emplea platillos y su toque suele ser más suave que el anterior.

Comares. Más extendido por la comarca de la Axarquía y con una mayor influencia morisca, evidenciada en el empleo del laud y la bandurria..En el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles se conserva un pequeño mosaico. Lleva por título 'Scena comica con suonatori ambulanti', está firmado por Dioscorides de Samos y su fecha de elaboración ronda el siglo I a. C. En la escena aparecen tres músicos ambulantes: uno toca la pandereta; otro, los platillos, y el tercero, la flauta. La comunidad científica está de acuerdo en que la pieza representa una de las primeras evidencias históricas de los verdiales.

Ese es el pasado. El futuro hay que buscarlo en las 24 escuelas repartidas por la provincia en las que decenas de jóvenes aprenden un arte milenario. La cifra la aporta el presidente de la Federación de Pandas de Verdiales, José Gómez Santiago, quien sostiene satisfecho: «El futuro está garantizado para varias generaciones. Tenemos centros de formación para los más jóvenes que van de Parauta a Periana».

Gómez Santiago recuerda que a principios de los años 80 apenas actuaban en la provincia siete pandas, que ahora han crecido hasta las 35 formaciones, compuestas por una media de 22 personas. El resultado de la multiplicación ofrece más de 700 fiesteros malagueños que mantienen viva una manifestación recién distinguida como Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Junta de Andalucía. «Esperamos que este premio nos ayude a conservar y difundir nuestro arte», apostilla el presidente de la Federación de Pandas de Verdiales.

El expediente que ha desembocado en la declaración como BIC lo ha elaborado un grupo de investigación de la Universidad de Sevilla dirigido por el profesor Antonio Mandly, en el que ha participado en profesor de la Universidad de Málaga (UMA) Francisco Manuel Llorente. El especialista recuerda que algunos historiadores aventuran para los verdiales una génesis incluso anterior a la época romana, si bien los datos más fehacientes sitúan sus antecedentes en las antiguas Saturnales romanas.

Se trata de festividades celebradas por los antiguos romanos entre el 24 y el 28 de diciembre, jornadas lúdicas a medio camino entre los juegos y los carnavales: «Parte de la iconografía de los verdiales que ha llegado hasta nuestros días procede de aquellas fiestas. Como el sombrero, por ejemplo, compuesto por 24 cintas, una por cada día del mes hasta que llega el nacimiento del Sol, que es lo que se celebraba cada 24 de diciembre».

Orígenes del flamenco

Asimismo, el profesor de Antropología Social de la UMA recuerda que los verdiales constituyen uno de los primeros «conceptos preflamencos» en la música popular andaluza. En este sentido, el flamencólogo y crítico de SUR Gonzalo Rojo recuerda que los verdiales representan «la madre de todos los cantes malagueños de tres por cuatro»; es decir, los cantes de Juan Breva, la rondeña, el jabegote y, por supuesto, las malagueñas.

A ellos hay que unir -en opinión de Rojo- cantes de Granada como los fandangos de Francisco Hierbabuena o las granaínas, así como aires del Levante como la cartagenera o la taranta. Todo ello bebe de las fuentes de los verdiales. Y, sin embargo, ¿por qué este cante malagueño no ha alcanzado fuera de la provincia la difusión de los palos que ha inspirado?

Rojo y Llorente coinciden a la hora de adelantar una causa esencial. «Se trata de una manifestación muy arraigada a la tierra en la que se produce, sin ese elemento pierde buena parte de su sentido. Además, muchas de las zonas donde se bailaba, cantaba y tocaban los verdiales eran lagares en los Montes de Málaga de muy difícil acceso. Eso ha provocado que los verdiales no se expandan, pero también ha mantenido la pureza de este arte», concluye el profesor de la UMA

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