Mariscal 3 y ,5 uno de los casos más alarmantes de acoso inmobiliario en el Casco Histórico de Málaga |
Los edificios 3 y 5 de la calle Mariscal son, por méritos
propios, referentes del que fue bautizado como fenómeno de los asustaviejas.
Ambos inmuebles fueron objeto de numerosas denuncias por parte de los pocos
inquilinos que hace unos diez años los habitaban y que hacían ver la situación
de acoso inmobiliario en la que se encontraban. Hoy, el propietario, el mismo
que en su día fue objeto directo de las quejas, busca comprador por la nada
despreciable cifra de 5,5 millones de euros.
Jesús Jiménez Astorga confirma los detalles de la información
recogida por algunas páginas web, que sin hacer mención expresa a la dirección,
precisa al interesado la puesta en venta de los dos edificios por el montante
global antes señalado, dándose la opción incluso de la adquisición por
separado. "Su reforma puede ser para un albergue con 124 habitaciones, 88
dobles y 36 triples; con sesenta ventanas a la calle", se lee literalmente
en el anuncio.
Jiménez Astorga huye de la imagen de asustaviejas que, entre
otros, el entonces Defensor del Ciudadano de la Diputación Provincial,
Francisco Gutiérrez, le otorgó. El ex cargo provincial llegó a hablar de él
como el "mayor asustaviejas" del centro de la ciudad. Ahora explica a
este periódico que hace unos seis meses activó la enajenación de estos
inmuebles, cerrados a cal y canto desde hace ya varios años. Justo desde que de
su interior fueron desalojados forzosamente medio centenar de familias que los
habían ocupado de manera irregular.
El propietario confirma que hay inversores interesados.
"Ayer [por el martes] mismo tuve una reunión con una empresa interesada,
que estaría pensando en la idea de crear unos apartahoteles", comenta.
Quizás para dar más énfasis a la oportunidad que puede suponer su adquisición,
en uno de los anuncios se llega a precisar que se encuentra situado en las
proximidades del río Guadalmedina, "que pronto será embovedado". En
el mejor de los casos habrán de pasar aún unos cuantos antes antes de que se
intervenga sobre el cauce del Guadalmedina, acción que no pasará, de mantenerse
la hoja de ruta ahora trazada, por el embovedado.
La parcela sobre la que se levantan tiene 570 metros
cuadrados, siendo el techo edificado de 2.850 metros cuadrados. A modo de
carga, las edificaciones tienen protección arquitectónica de primer grado, lo
que obliga a mantener intacta la fachada.
El presente que tiene ante sí este conjunto dista del
polémico e irregular deambular por el que viene transitando desde hace algo más
de una década. La problemática en la que se encontraban sus pocos inquilinos
saltó a la lúz pública a principios de 2008, cuando los casos de acoso
inmobiliario empezaron a aflorar en muchos inmuebles del casco antiguo. En
Mariscal 3 y 5, según se supo, las quejas vecinales se acumulaban desde 2004,
haciendo ver la acumulación de basura en su interior, numerosos desperfectos y
la presencia de okupas.
A este detalle se sumaba el que la Gerencia de Urbanismo
llegó a ordenar a la propiedad de estas construcciones en hasta 13 ocasiones el
arreglo de las mismas. A pesar de ello, el Ayuntamiento no llevó al extremo el
reglamento urbanístico, poniendo en subasta forzosa los dos edificios, hasta
mediados de 2008.
El procedimiento, mecanismo con el que los responsables
municipales quisieron demostrar que iban en serio en el control del
incumplimiento de las obligaciones de conservación de los edificios, acabó en
fracaso. Un mes después del anuncio de la subasta, la misma concluyó sin un
solo comprador interesado en Mariscal 3 y 5. El valor que fijó Urbanismo para
la enajenación fue de 2.479.564 euros, dos millones menos de los que ahora pide
la propiedad. Lejos de retomar este procedimiento, buscando un comprador que
asumiese la recuperación de los inmuebles y el realojo de los inquilinos, el ente
municipal desistió año y medio más tarde.
En este intervalo de tiempo, las dos últimas inquilinas, dos
mujeres mayores, abandonaron definitivamente los edificios en noviembre de 2009
ante la situación de degradación y abandono en el que se encontraban. No fueron
las últimas en salir de los inmuebles. Ese mérito correspondió a medio centenar
de familias que los ocuparon de manera irregular.
SEBASTIÁN SÁNCHEZ MÁLAGA .Málaga Hoy
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