martes, 3 de noviembre de 2009

Acoso inmobiliario en calle Mariscal, 5

De puertas adentro
Las últimas vecinas de un famoso bloque víctima del acoso inmobiliario cuentan la historia de la casa donde crecieron

J. A. Navarro Arias / Málaga Hoy | Actualizado 03.11.2009 - 01:00


Nieves Velasco abre la puerta de su casa, una vivienda que mantiene en magnífico estado pese a la degradación del edificio.
1 comentario5 votosCruzar el dintel del edificio de calle Mariscal, 5, es como viajar al pasado, en este caso para recordar tiempos mejores. Su presente es gris, y no se trata sólo de una metáfora, pues ése es el color que predomina en sus paredes, la mayoría de ellas tapiadas. Su interior es inhóspito y huele a polvo y humedad, pero su corazón aún late gracias a sus dos últimas vecinas, testigos y protagonistas casi de la historia del último siglo del edificio. Tienen miedo de salir a la calle y abren la puerta de sus propias viviendas a este periódico. Parecieran dos oasis en el desierto. Dentro se siente el calor de un hogar y todo tiene un encantador sabor a antiguo, aunque reluce como nuevo.

"Este es el dormitorio de cuando me casé, poco después de la Guerra de España. Tenía 17 o 18 años y nunca me olvidaré cuando llegué. Aquí vivía mi marido y celebramos la boda con los vecinos, todos me abrazaron al verme vestida de novia", recuerda Nieves Velasco, de 78 años. Su voz es frágil pero sus recuerdos parecen firmes. Conforme los narra al periodista sus ojos se encharcan aunque no llega a caer ninguna lágrima por su mejilla. Pero confiesa la "enorme pena" que siente al ver la que ha sido su casa "de siempre". Dolores Fernández (89 años), su vecina del piso de arriba, del tercero, tiene los brazos amoratados porque recientemente intentaron robarle en el barrio, cuenta cómo era la vida antes de que se fuesen el resto de vecinos y lamenta la situación actual.

Tras un cambio de propiedad del inmueble, una construcción del siglo XIX del antiguo barrio de San Rafael, los vecinos empezaron a sufrir acoso inmobiliario. En el número 3 de Mariscal, gemelo del 5, ya sólo viven okupas, todos los vecinos se fueron. Ahí la degradación es mayor y el incivismo es la norma. Velasco y Fernández resisten en el 5 de la misma calle, aunque no han sido pocos los intentos de ocupar las viviendas que se encuentran deshabitadas. Sus nuevos vecinos, los okupas, están al acecho. Ellas tienen miedo y casi no salen a la calle si no es acompañadas.

Estas vecinas, ambas viudas, casi lo único que tienen son sus viviendas, por las que pagan algo más de 100 euros al mes (recuerdan las primeras mensualidades de 11 duros). Y el propietario del inmueble pretende echarlas. Velasco apenas tiene familia directa y Fernández, una sobrina que ayuda a las dos mujeres. Llevan más de dos años sin agua, porque un día los bajantes aparecieron rotos y el edificio inundado. Los asustaviejas también rompieron el sistema eléctrico, que el Consistorio reparó. Esta es la realidad en la que cada día viven estas mujeres.

El inmueble requiere una rehabilitación pero gracias a estas vecinas no está en ruinas, aunque su habitabilidad es discutible. Por ello, el Ayuntamiento estudia el realojo de las señoras. El Instituto Municipal de la Vivienda (IMV) baraja opciones y el compromiso es hacer efectiva la mudanza en las próximas semanas. Ellas no quieren irse pero tampoco seguir viviendo así. Saben que la mudanza es la solución. Así, se irán de la casa donde han pasado sus vidas, pero si en el futuro el edificio es rehabilitado, será gracias a la lucha que ellas mantienen, aunque sea de puertas adentro.

No hay comentarios: