La Agrupación de Cofradías recupera ´Retrato de don Miguel de Mañara´, una de las obras del pintor en la capital
POR ALEJANDRA GUILLÉN. LA OPINION DE MÁLAGA
Mundialmente conocido por sus pinturas sobre las postrimerías humanas, que las realizó para la iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla, entre las que destacan las alegorías ´Finis gloriae mundi´ e ´In ictu oculi´, el pintor barroco Juan de Valdés Leal (Sevilla, 1622-1690) está muy presente en Málaga.
El artista sevillano ingresó en 1667 en la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla, donde pintó sus famosos ´Jeroglíficos de las Postrimerías´, formando parte del programa iconográfico diseñado por don Miguel de Mañara, noble sevillano que fundó esta hermandad y artífice de estos trabajos pictóricos.
El taller del restaurador e historiador Enrique Salvo Rabasco devolverá el esplendor original al óleo sobre lienzo ´Retrato de don Miguel de Mañara´, que pintó Valdés Leal en la segunda mitad del XVII, para la delegación que se instaló en la capital malagueña del Hospital de la Caridad de Sevilla y que actualmente alberga la sede de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga.
Este óleo sobre lienzo, de grandes dimensiones (2,20 metros de alto por 1,60 de ancho), es una de las poquísimas obras del célebre autor sevillano en Málaga y una gran desconocida en el entorno artístico malagueño. La recuperación ha sido cofinanciada por la Agrupación de Cofradías de Semana Santa de Málaga, propietaria de la pieza, y la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla, y representará el ´rescate artístico´ de una pieza de singular importancia.
El cuadro viajará a principios de año a Sevilla para una exposición en el citado hospital, dentro de los actos conmemorativos del 50 aniversario en que el Vaticano nombró ´Hombre Honorable´ a don Miguel de Mañara, cuya figura está en la actualidad en proceso de canonización. Pero el destino final de este retrato estará en el futuro Museo de la Semana Santa de Málaga, donde lucirá la maestría de Valdés Leal.
El proceso de restauración de esta "excelente" pintura, comenta Salvo Rabasco, permitirá conocer con más detalle la calidad técnica de uno de los representantes de la Escuela Sevillana del XVII, junto a Murillo, Velázquez y Zurbarán, que está oculta bajo una capa de suciedad.
Según el historiador, la obra se encuentra muy sucia, con estucos añadidos, los barnices oxidados, diversos repintes, especialmente en la frente y la mano del retratado, y un forro que se colocó en una intervención anterior para dar más estabilidad a la tela.
Por ello, el proceso de restauración, coordinado por Enrique Salvo Rabasco, con Macarena Bargalló como técnica restauradora, se ha dividido en varias fases. Los trabajos consistirán fundamentalmente en la limpieza fisico-química, que devolverá la calidad original a detalles pictóricos de la composición, tales como "el bodegón y el cuadro dentro del cuadro, que son excepcionales".
La eliminación de los repintes, la protección y sustitución del forro, la colocación de un nuevo bastidor, la consolidación de las zonas desprendidas y la reintegración matérica con estuco tradicional y cromática con la técnica del ´rigattino´,así como la protección final, con barniz a base de resinas ´dammar´, completarán los trabajos.
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