domingo, 26 de diciembre de 2021

Así era la colección del MUPAM , con los fondos del Patrimonio Municipal de Málaga desde el S. XV y así es en la actualidad reducida a la mitad del S. XX

El MUPAM con toda la colección , antes de la remodelación  de 2021
 El MUPAM , Museo del Patrimonio Municipal de Málaga ,con sus fondos completos hasta diciembre de 2021

SALA I

Esta sala está dedicada a piezas de los siglos XV al XVIII de la historia de la Ciudad. En ella tienen cabida bienes documentales, bibliográficos, grabados, artes suntuarias y artes plásticas. Las  unidades temáticas que contiene son las siguientes:

LOS SÍMBOLOS DE LA CIUDAD

El escudo y el pendón

 El 19 de agosto de 1487, Málaga fue conquistada por los Reyes Católicos e incorporada a la Corona de Castilla. Pronto se implantaron los nuevos organismos de gobierno, destacando el Ayuntamiento en junio de 1489. Este solicitó pronto a los reyes que dotasen de “armas e sello que han de usar”. Por Real Cédula de 30 de agosto de 1494 se concedió a Málaga su escudo. El 20 de diciembre de 1495, se autorizaría el uso de pendón o bandera sobre cuyos colores verde y morado se bordaría el escudo y que se utiliza en procesiones o cortejos solemnes. A lo largo de más de 500 años, estos emblemas fueron enriqueciéndose sufriendo alteraciones y variantes hasta llegar al actual logo. Los elementos iconográficos originales fueron el propio recinto amurallado, el Castillo de Gibralfaro con los cautivos cristianos en su interior, las imágenes de los patronos San Ciriaco y Santa Paula y el Mediterráneo. A la antigua leyenda “Muy Noble y Leal” y el “Tanto Monta” de los Reyes Católicos, se le añadirían, desde mediados del siglo XIX, los títulos de “Siempre denodada”, “La primera en el peligro de la libertad”, “Muy hospitalaria” y “Muy benéfica” en recompensa por la actitud cívica y la participación de los malagueños en relevantes episodios históricos.

LAS FIESTAS BARROCAS

Las grandes celebraciones y sus protagonistas: la religión y la monarquía

Durante el Renacimiento y el Barroco, Málaga celebró con gran solemnidad grandes festejos, tanto anuales como extraordinarios. La ciudad se transformaba y engalanaba con arquitecturas efímeras. Las luminarias con antorchas en las fachadas y los fuegos artificiales contribuían a crear una realidad virtual al servicio de la Monarquía y del Catolicismo. Entre los festejos anuales destacaron los dedicados al Corpus, a los Santos Patronos Ciriaco y Paula y a la Reconquista. A éstos habría que añadir celebraciones religiosas extraordinarias, como la organizada en 1654 donde el Ayuntamiento y el Cabildo Catedralicio juraron defender el Misterio de la Inmaculada, culminando con una procesión donde desfiló el Simpecado que puede contemplarse en la sala. La Monarquía fue también protagonista, con motivo de victorias militares, nacimientos, proclamaciones o fallecimientos de reyes. En este último caso se erigían en la Catedral espectaculares túmulos. Se muestran en la sala los planos de los construidos con ocasión de los fallecimientos de Felipe III y del príncipe Baltasar Carlos. El Ayuntamiento siempre estuvo representado con el pendón o bandera bajo las mazas de plata que en la sala se exponen. Los libros de fiestas como los que pueden verse en la vitrina nos relatan pormenorizadamente estas costosas celebraciones donde no faltaban la Tarasca en el Corpus, los carros o “rocas”, los “toros y cañas”, el baile y la música.

LA EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD

La trama y el crecimiento urbano

 En 1487, Málaga contaba con 15.000 habitantes. Disponía de un sistema defensivo imponente basado en la Alcazaba y Gibralfaro y en sus murallas. Su caserío estaba marcado por la horizontalidad. Solo los alminares sobresalían, especialmente el de la Mezquita Aljama. Sus calles eran estrechas y laberínticas. Del aspecto que presentaba la ciudad entonces tan sólo nos queda la interpretación que nos ofrece un dibujo de Emilio de la Cerda realizado en el XIX y que se expone en la sala. Durante la Edad Moderna, la ciudad creció hasta superar los 50.000 habitantes pese a devastadoras epidemias. Se acometieron importantes reformas urbanas. Así se amplió y regularizó la actual plaza de la Constitución donde se estableció el Ayuntamiento. Este espacio se comunicó con el puerto abriendo la calle Nueva. El perímetro amurallado fue rebasado y sustituido por las actuales calles de Carretería y Álamos. El Perchel, la Trinidad o Capuchinos crecieron al amparo de los conventos allí establecidos. Antes se habían abierto nuevos accesos en la muralla, como la Puerta Nueva. La Mezquita Aljama se convirtió en la Catedral y las principales mezquitas se transformaron en las primeras parroquias. Se ampliaron el puerto y las atarazanas... El cartógrafo José Carrión de Mula dibujó en 1791 el plano de Málaga más detallado e importante de todos los tiempos y que se muestra en esta sala.

GUERRA Y DEFENSA

Conflictos bélicos

Málaga fue frontera defensiva durante la Edad Moderna, sufriendo la constante amenaza de piratas y corsarios berberiscos, así como de las armadas de otros países. La preocupación por reforzar su defensa fue constante. Durante el siglo XVI se contaba, además de con la Alcazaba y Gibralfaro, con una muralla a lo largo de la costa y tres fortalezas: la Torre de los Genoveses, otra junto a la Puerta del Mar y la Torre Gorda. Luego se construirían los fuertes de San Lorenzo, el de Santa Isabel, el de San Simón y el de San Andrés hacia poniente donde se ubicaba el cañón expuesto, así como los de Santa Catalina, San Felipe y la Batería de San Nicolás hacia levante. Por su parte, el puerto constituyó un importantísimo punto de embarque de tropas, armas y avituallamientos con destino a Italia y al norte de África. Por aquí pasaban continuamente regimientos y navíos. La ciudad sufrió en ocasiones bombardeos, como el de 1693. Durante la Guerra de Sucesión, una flota angloholandesa se dirigió hacia Málaga tras tomar Gibraltar en agosto de 1704. Se dispuso la evacuación de las monjas y de la plata de las iglesias. La llegada de una escuadra francesa evitó la invasión. Se produjo con resultado incierto la Batalla Naval de Málaga frente a las costas de Vélez, que quedó inmortalizada en este grabado.

LA CIUDAD CONVENTUAL

Proliferación y auge de monasterios y conventos

 

Desde finales del siglo XV, Málaga asiste a la fundación de numerosísimos monasterios y conventos que ocuparon los mejores solares tanto dentro como fuera de las murallas.  Su poder económico y su influencia social y artística fue enorme. La fisonomía de Málaga se transformó. Abundancia de campanarios, presencia de tapias de huertos y recintos monacales, continuo tañido de campanas, presencia de monjes y frailes en las calles. Estos difundieron devociones, crearon cofradías y hermandades y pusieron en marcha iniciativas docentes y de asistencia social. Se erigieron un total de 25 cenobios masculinos y femeninos, habitados por dos mil frailes y monjas, casi un 5% de la población. Destacaron por su riqueza y monumentalidad los levantados fuera de las murallas: La Merced y la Victoria al norte, el de Capuchinos en el noroeste, el de San Francisco o San Luis el Real, el de la Trinidad, el del Carmen y el de Santo Domingo al oeste, que dieron lugar a populosos barrios. Grandes clientes de arquitectos, escultores, pintores y plateros, frailes y monjas construyeron  templos, claustros y espadañas. En ocasiones  disponían un “compás” o amplio recinto de entrada donde podía situarse una imagen devocional, como la Inmaculada del Convento de San Pedro de Alcántara que se expone en la sala.

 ARTE Y DEVOCIÓN

Los Desposorios místicos de Santa Margarita de Il Parmigianino, una obra maestra

 Atribuida a Girolamo Francesco Mazzola, más conocido como Il Parmigianino (Parma, 1503-Casal Maggiore, 1540), Los Desposorios místicos de Santa Margarita es un magnífico ejemplo representativo del primer Manierismo italiano y una de las mejores piezas del patrimonio artístico del Ayuntamiento de Málaga. En 1529, durante su periodo boloñés, Il Parmigianino realiza esta espléndida composición pictórica para la iglesia de Santa Margarita de Bolonia. Es una clara muestra de su característica elegancia y del artificio y colorido irreal procedentes de la influencia de su maestro, Il Correggio, unido a la búsqueda de belleza mediante la distorsión y alargamiento de las figuras y a la lánguida dulzura, presente en las miradas de la santa y del Cristo niño y en la leve sonrisa del arcángel san Miguel. En la composición de figuras, encastradas casi como en una labor de orfebrería, destaca la de Santa Margarita en su sacra conversazione con el Cristo niño sobre la horizontal del resto de las figuras que termina en las de san Jerónimo y san Agustín, con el destacado volumen de la Madonna, que delicadamente baja la vista.   En 1815, devuelta al Ayuntamiento de Roma tras su robo durante los saqueos de las tropas de Napoleón, fue expuesta en la Pinacoteca Nacional de Bolonia como una de sus obras más famosas. Después fue adquirida por Guillermo B. Newbery que, en 1870, la dona a la capilla del Hospital Noble de Málaga.

LA SALA II exhibe obras pertenecientes al siglo XIX.

La sala está dedicada al siglo XIX, etapa de mayor florecimiento económico, social y cultural de la ciudad, y época en la que el Ayuntamiento inicia la política cultural que generará la actual colección de obra plástica.

Las unidades temáticas en las que se organiza la sala son las siguientes:

EL MUSEO MUNICIPAL EN EL SIGLO XIX

Una iniciativa de coleccionismo institucional

Este espacio recrea el origen de la colección pictórica municipal y aquel diseño expositivo decimonónico y, por ello, abigarrado del primer Museo de la ciudad que, inaugurado en 1880, albergaba  obras de artistas locales. Entre 1877 y 1890 la colección reunió 34 obras, que fueron adquiridas dentro de una política municipal de fomento y protección del arte mediante encargos, donaciones, concursos y exposiciones. Así, por ejemplo, la serie de los Cenacheros (Talavera, Nido, Grarite, Herrera y Velasco) se compone de las obras premiadas en concursos para el alumnado de la Escuela de Bellas Artes; y Una antesala de Cappa, Un murciano de Moreno Carbonero o Marina de Guillermo Gómez Gil, entre otras de las obras expuestas en la sala, formaron parte de la exposición organizada por el Ayuntamiento en 1880. El Museo Municipal ocupaba unas salas del segundo piso del Colegio de san Agustín, sede entonces del Ayuntamiento. Su primer Conservador fue José Ruiz Blasco, padre de Picasso, al que se dedica en la sala un lugar destacado. Funcionó intermitentemente hasta 1900 y tuvo un papel importante en la formación del joven Picasso ya que durante sus estancias veraniegas en Málaga acudía al mismo para realizar ejercicios de copias.

FIGURAS REALES, HISTORIA Y COSTUMBRES

La pintura de Género y de Historia. La crítica social y el retrato Las Exposiciones Nacionales fomentaron los grandes formatos y la pintura costumbrista y de Historia. En ocasiones ambos géneros se entremezclaron, como en El Alegato, obra de Bernardo Ferrándiz, el artista valenciano que convirtió a Málaga en un gran centro pictórico. Aquí, junto a lo anecdótico, la talla de los quintos en un pueblo valenciano, está presente la crítica social. La presencia lateral de un retrato de Fernando VII introduce en la obra “el cuadro dentro del cuadro”. El retrato ha sido uno de los géneros más  cultivados en España. La colección municipal cuenta con la presencia de creaciones que visualizan a diversos monarcas. Destaca por su excelencia el magnífico retrato que el malagueño Denís Belgrano dedicó  a María de las Mercedes, primera esposa de Alfonso XII. El cortinaje, el trono y el vestido resaltan la dimensión regia de la joven e infortunada reina. Por su parte, el sevillano José Villegas, recrea con pincelada brillante y suelta en La última visita de Don Juan de Austria a Felipe II el momento en que este Rey encarga a su hermanastro el gobierno de los Países Bajos. En la escena pueden identificarse personajes relevantes del momento. La Historia Sagrada aparece representada con el boceto de La decapitación de San Pablo, de Enrique Simonet. Aquí se aprecia el inicio del proceso creativo de una obra de gran formato donde destaca el tratamiento del apóstol y la recreación romántica de la Roma clásica a través de la luz, la arquitectura y la indumentaria de los personajes.

MÁLAGA Y EL MAR

La marina en el paisajismo malagueño

Desde sus orígenes fenicios en la Antigüedad, Málaga y el Mediterráneo forman una simbiosis perfecta. A través de este último han llegado pueblos, culturas y creencias. Su carácter marinero, comercial, portuario, cosmopolita y abierto forma parte indisoluble de su identidad. En el universo pictórico, la impronta del mar va a marcar una línea creativa que se inicia en el último tercio del siglo XIX con la influencia que Carlos de Haes ejerciera sobre una serie de alumnos que se dedicaron al paisaje realista, especialmente la marina. Éste es el caso de Emilio Ocón, uno de los principales impulsores de la fuerza que adquiere el género en la pintura malagueña del siglo XIX. Gran aficionado al mar, estudia náutica y destaca por su habilidad en el dibujo de barcos. Su obra Crepúsculo en el Puerto de Málaga había inaugurado en 1878 el realismo de las marinas con sus pinceladas minuciosas, propias de la toma directa y fiel de la realidad, de un mar en calma iluminado con la luz propia del Mediterráneo. De entre sus discípulos, se exhiben obras de dos firmas que muestran la calidad del género en Málaga: Gartner, que tiñe de tonalidades plateadas y brumosas la marina malagueña y Verdugo Landi que, en busca de los escasos rincones agrestes de la costa, centra sus composiciones en olas que dramatizan sus marinas. La imagen de la ciudad desde el mar fue un tema más recurrente incluso que el mar mismo que, salpicado de balandros, veleros, jábegas, galeras o barcos de vapor, recorta su perfil desde el litoral.

EL BODEGÓN FLORAL EN LOS INTERIORES BURGUESES

Bracho Murillo. Pintor de las flores

La pintura de flores, considerada como un género menor, contaba con una asignatura específica para las clases de “señoritas” de la que José María Bracho Murillo era profesor en la Escuela de Bellas Artes de San Telmo desde su llegada a Málaga en 1877. Su labor produjo la consolidación del género pictórico, cuya repercusión fue también acogida por artistas como José Nogales, Horacio Lengo y Ruiz Blasco, entre otros. Desde el mismo año de su llegada, y con motivo de la visita del rey Alfonso XII, Bracho Murillo participa en exposiciones locales con obras como el bodegón floral dedicado al enlace real con María de las Mercedes. En esta sala podemos ver diferentes muestras de su especialidad, bodegones con clara influencia de la tradición dieciochesca valenciana y del barroco flamenco, pero que demuestran un ejercicio de modernidad en la toma directa del natural, como se aprecia en esos detalles de hojas o flores caídas. Son estudios minuciosos de la flora autóctona malagueña: rosas, nardos, hibiscos, pacíficos, pensamientos, jazmines…, agrupados en finos jarrones de cristal o porcelana. Combinaciones florales, bien entonadas y compensadas cromáticamente, que resultaban muy decorativas para la clientela habitual de este género, una poderosa burguesía que adornaba con ellas sus interiores domésticos.

LOS FESTEJOS DURANTE LA “BELLE EPOQUE”

El cartel: Entre el Modernismo, la sofisticación y el casticismo  El nacimiento de la Feria de Málaga en 1887 marca el inicio de un nuevo género artístico: el cartel de feria. Se le puede considerar heredero del cartel de toros presente en la ciudad desde 1840 y de los bandos y programas murales empleados para anunciar los festejos del Corpus a mediados del siglo XIX. La dimensión turística influye decisivamente. Se conjugan en él elementos pictóricos y otros procedentes de las artes decorativas. Era preciso difundir dentro y fuera de Málaga las excelencias, el atractivo y los espectáculos que se ofrecían cada año. El excelente elenco de pintores malagueños activos entre fines del XIX y principios del XX como Martínez de la Vega, Jaraba o Murillo Carreras realizan espléndidas obras conjugando historicismo, casticismo y modernismo. Éste último está presente en las líneas onduladas de su decoración vegetal y en la tipografía. Pero el gran protagonista de estas obras es el costumbrismo casticista. Sobre todo bellas malagueñas ataviadas con la indumentaria popular de la época. En un segundo plano, aparece casi siempre una perspectiva de Málaga con sus iconos identificativos. El mensaje de texto va perdiendo protagonismo. Se muestran en esta sala piezas correspondientes a la colección del Archivo Municipal: los carteles de Feria de Agosto de 1892, 1910, 1911, 1912 y 1914 y los de los Festejos de Reding de 1895 y 1914.

 LAS MALAGUEÑAS SE VISTEN  DE FIESTA

 

En Málaga convivían hace un siglo lo popular y lo burgués, lo castizo y lo cosmopolita. También en el universo femenino. El objetivo de este espacio es el de visualizar la indumentaria que las malagueñas de entonces empleaban cuando salían a divertirse. Por una parte, tenemos a las mujeres que vivían en Capuchinos, Trinidad o el Perchel. Según los viajeros extranjeros “no muy altas, talle pronunciado, andares garbosos, ojos y pelo negros como el azabache, “caracolillos” sobre la frente, que con mantilla, peineta y flores naturales saben componer los más originales, los más graciosos atavíos”. Luego estaban las “señoras” y “señoritas” de la Alameda, del Limonar y de La Caleta. Eran las hijas de comerciantes e industriales, muchas veces con sangre foránea en sus venas. Educadas en La Asunción o por institutrices, se les enseñaba idiomas y buenos modales. Aborrecían la mantilla y la “toca” y se volvían locas con los costosos modelos de alta costura traídos de  París. Gracias a la magnífica colección de Francisco Zambrana se exhiben en la sala dos conjuntos de indumentaria femenina con piezas originales. El popular está formado por una falda con cinturón y una blusa sobre la que luce un rico mantón de Manila montado “a la moronga”. El burgués o aristocrático consiste en un espectacular traje de fiesta de dos piezas en seda adamascada con galones de pedrería creado por el modisto inglés establecido en Paris Charles Frederick Worth, uno de los creadores de la Alta Costura.

 

 

 

La historia de la colección municipal cuenta con unos antecedentes que se remontan al último tercio del siglo XIX, cuando el Ayuntamiento de Málaga toma la decisión de crear un Museo Municipal para dar cabida a una serie de cuadros que había ido adquiriendo durante esos años.

 En siglos anteriores podemos encontrar algunos precedentes en materia patrimonial. Desde la toma de la ciudad por los Reyes Católicos, el 18 de agosto de 1487, la Corona de Castilla y la asimilación de la ciudad a ella, generó una documentación que constituyen las primeras piezas de bienes patrimoniales del Ayuntamiento de Málaga. A partir de ahí, por encargos directos o donaciones, una amplia variedad de bienes muebles e inmuebles han ido conformado la Colección del Patrimonio Municipal, compuesta por espacios naturales, bienes inmuebles y muebles de carácter histórico, artístico, documental y bibliográfico. En su conjunto, consta de más de 4.000 obras sin contar los fondos archivísticos y bibliográficos.

De la Edad Moderna se conservan pocas obras, aunque la promoción artística del Ayuntamiento de Málaga fue constante desde su fundación en respuesta, principalmente, a atender las necesidades devocionales de la población. Entre las piezas de mayor relevancia de la colección destaca Los desposorios místicos de Santa Margarita  de Franceso Mazzola “il Parmigianino”, donada por el súbdito inglés B. Newbery para el Hospital Noble tras hacerse cargo de la construcción y financiación de dicho inmueble

 El conjunto de bienes muebles pertenecientes al siglo XIX es el que hace que la colección municipal adquiera especial relevancia.

La colección municipal cuenta con cincuenta y cuatro obras pertenecientes al siglo XIX. El origen de su pertenencia se debe a diferentes circunstancias, siempre enlazada con la voluntad del Ayuntamiento por proteger y fomentar el arte y a los artistas locales. Los cenacheros (Talavera, Nido, Herrera y Grarite), los arrieros (Grarite, Blanco Coris), las obras que participaron en la exposición promovida por el Ayuntamiento de Málaga en 1880 y realizadas por jóvenes alumnos de la Escuela de Bellas Artes (Blanco Coris, Blanco Merino, Buzo, Guillermo Gómez Gil, Félix Iniesta, Pedro Iniesta, Moreno Carbonero, Reyna) y las adquisiciones a Federico Ferrándiz (Los Gaitanes) y José Ponce (La religión comprende al genio), corresponden a al iniciativa de fomentar el ejercicio de las Bellas Artes y motivar jóvenes vocaciones. Los encargos realizados a Denis (Retrato de María de la Mercedes), Emilio Ocón (Crepúsculo en el Puerto de Málaga) Martínez de la Vega (sin determinar), José Ruiz Blanco (Un palomar), Bracho Murillo (Floreros), Bernardo Ferrándiz (El alegato), Horacio Lengo (1878, Gitana, 1880 Una Moraga), Serafín Martínez del Rincón (La Peña de los Enamorados) y Javier Cappa (una Antesala), son fruto de un deseo de proteger el arte local y de reconocimiento a sus principales autores.

Otros cuadros forman parte de la colección por su aceptación tras el ofrecimiento insistente del artista. Este es el caso de La llegada rey Alfonso XII al puerto de Málaga de Herrera y Velasco, Madroños de Juan Oliver Copons y Frutero de Leonardo Camps.

Por último, otras piezas entraron como consecuencia de otros criterios. Por ejemplo, en 1882 se compra Un Piropo de Leoncio Talavera ante la insistencia de su propietario, el notario José Franquelo, que lo había dejado en depósito en el Museo con opción a acceder a la propiedad previa compensación económica. En 1882 se acepta el Retrato de Barroso de Manuel Torres y en 1892 Pidiendo auxilio de Verdugo Landi por el vínculo que el pintor había adquirido con el Ayuntamiento a aceptar dirigir el Museo Municipal gratuitamente. Por último, en 1894 se compra Paseo en barca de Guillermo Gómez Gil por ... el deseo de alentar estudios a los artistas de esta ciudad que ofrecen porvenir...

El objetivo de protección a los familiares de artistas tras la muerte de éstos, es otra de las razones por la que la colección se incrementa. Este sería el caso de la obra Pato muerto de José Denis, expuesta en la exposición de Bellas Artes de 1915 y comprada a la viuda tras la muerte del pintor.

Otras piezas han entrado por razones de correspondencia con el Ayuntamiento. Así, tras la muerte de Carlos de Haes, la Corporación acuerda darle el nombre de una calle al pintor y sus herederos, en agradecimiento, regalan Restos de un naufragio, Napolitana y Tropezón en el coro de la catedral de Málaga de Enrique Simonet y Lombardo.

En cuanto a las esculturas sólo podemos hablar de tres, Peregrinos de Casasola es un relieve en barro que entrega como muestra de los resultados de los trabajos de pensionado, Busto de Moreno Carbonero de Mariano Benlliure, regalo del autor, boceto del que hizo en bronce para el monumento que se proyecta al pintor y que resume todas las claves del género en el país y una Alegoría en bronce, también de Benlliure, que adornaba los pedestales sobre los que descansa la figura de Marqués de Larios en el Monumento que el valenciano le hizo y que, perdido durante muchos años, se ha recuperado recientemente.

El grupo formado por piezas del siglo XX es el conjunto más númeroso. Como en las etapas anteriores hay que hablar de pertenencia a la colección por donaciones y adquisiciones.

Desde principios de siglo se retoma el factor medioambiental como el mejor exponente de la identidad local y se canaliza mediante el fomento y estructuración de la industria turística, circunstancias que condiciona la dinámica cultural especialmente la patrimonial, ya que las iniciativas por recuperar, mantener y difundir el patrimonio monumental malagueño se condicionaba a sus posibilidades de refuerzo de la creación de una imagen que sirviera de atracción turística.

La colección de pintura se vio incrementada por la inclusión de piezas que entraron por diversas razones. La más importante fue a consecuencia de la donación de Muñoz Degrain, gesto motivado por eso continuos lazos de afecto y reconocimiento que el Ayuntamiento le dispensó desde que se afincó en Málaga. Se tiene constancia documental de la donación de una de sus últimas obras, Los de Igueriben mueren, que recrea un episodio de la guerra de África protagonizada por el malagueño comandante Benítez.

 Paralelamente a la recepción de donaciones, se mantuvo la protección a las artes mediante la concesión de las instituidas pensiones de formación a jóvenes autores. Esa es la razón para que en la colección figuren la copia del Testamento de Rosales, El viejo de la rifa (1928) de Ceferino Castro, El viejo del chascarral y Autorretrato  de Jiménez Niebla a quien se le concedió la pensión en 1921; Consolad al triste de Juan Eugenio Mingorance Navas que la disfrutó a partir de 1922, de Antonio Cañete Desnudo y Paisaje, muestra de la pensión que loa otorga en 1926. Manuel Mingorance Acién en 1943 fue el primer pensionado después de la Guerra Civil, que firma en 1948, Escribidme una carta señor cura y un Desnudo; Félix Revello de Toro, el último pensionado, disfruta la beca a partir de 1944 y envía como resultado de su aprendizaje Escribidme una carta señor cura (1945), Desnudo (1948) y Niño enfermo (1949).

 Después de la Guerra Civil, se mantiene la ausencia de una política cultura planificada, salpicada de gestos como el de crear una Galería de Retratos de Alcaldes. Junto a ellos, y ante la necesidad de cubrir la publicidad de carácter festivos como las ferias, festejos de invierno o corridas de toros, se generó la colección de carteles, cuyos originales engrosaron la colección mediante concurso, siempre financiados por la corporación.

 A partir de los años sesenta Málaga sufre una reconversión económica debido al turismo que empieza a llegar masivamente a la costa. Desde el punto de vista patrimonial supuso la degradación del Centro Histórico, pues una desmedida especulación del suelo no respetó parte del caserío histórico del centro, que fue dejando paso a edificios sin personalidad ni calidad. Esto indica un desconocimiento absoluto de los valores patrimoniales de ese centro histórico y una falta de respeto por la cultura artística del lugar.

 En las últimas décadas del siglo XX, se produce el primer gesto de sociabilizar el patrimonio municipal y se promueve la I Muestra de obras pictóricas de la Casa Capitular, una iniciativa que se repite en 1990, cuando en las actividades que se programan para celebrar el quinto centenario de la constitución del primer ayuntamiento de Málaga se inaugura una muestra en la que se exhibe el Patrimonio Artístico y Monumental de Málaga, exposición que se complementará con la organizada en 2011 titulada: Pasado y presente en el Patrimonio artístico municipal, 1881-2001, impulsada por la petición ciudadana y de los grupos municipales y en donde se daba a conocer nuevas adquisiciones y puesta en valor realizadas sobre la colección histórica. Estas exposiciones constituyen los antecedentes de la iniciativa de crear el Museo del Patrimonio Municipal.

 En conclusión, la colección de obra plástica municipal es de una singular importancia, por la representatividad de las firmas que la componen y por la variedad técnica, estilística y estética que están presentes en ella, por lo que su puesta en valor y acercamiento a la ciudadanía era una iniciativa necesaria. Unida a otras colecciones, públicas o privadas contribuye a hacer de Málaga una ciudad para la cultura.

Teresa Sauret Guerrero.

 Política Cultural y Coleccionismo. Municipal. La Colección de obra plástica  del Ayuntamiento de Málaga,

Fuente :Web oficial  Área   de  Cultura del Ayuntamiento de Málaga, 2007.















 El MUPAM , Museo del Patrimonio Municipal de Málaga ,con sus fondos, solo obras a partir de los años 50 del S. XX, desde diciembre de 2021 

21/12/2021.- Las renovadas salas del Museo del Patrimonio Municipal (Mupam)

vuelven a abrir sus puertas para acoger la muestra ‘Málaga Contemporánea’.

La exposición semipermanente ha sido presentada hoy por la concejala de

Cultura, Noelia Losada, acompañada de la comisaria, Marta del Corral. La

muestra propone un recorrido por los principales hitos de la renovación plástica

malagueña desde 1950 a la actualidad. A través de 130 obras de casi un

centenar de artistas, la muestra, que podrá visitarse entre el 21 de diciembre y

16 de octubre de 2022, recoge desde la inicial brecha estilística protagonizada

por los artistas de la generación de los cincuenta hasta la actual nómina de

jóvenes creadores multidisciplinares cuyas propuestas son reclamadas por los

centros de arte y galerías de todo el mundo. En esta nueva etapa del Mupam,

la vertiente didáctica juega un papel primordial.

‘1950-1979 EL GERMEN CONTEMPORÁNEO’

Dividida en tres apartados, ‘Málaga Contemporánea’ es un proyecto del Área

de Cultura que toma como punto de partida la ruptura artística que a mediados

del pasado siglo impulsó un grupo de jóvenes creadores malagueños

agrupados en la Peña Montmartre (1953) y el posterior Grupo Picasso (1957).

Bajo el título ‘1950-1979 El germen contemporáneo’, la primera sala de la

exposición recoge el trabajo de los protagonistas de esta avanzadilla

contemporánea que años más tarde cristalizaría en el Colectivo Palmo (1979).

En esta primera estación del recorrido por la contemporaneidad malagueña se

muestran obras de Enrique Brinkmann, Francisco Peinado, Manuel Barbadillo,

2

Eugenio Chicano, Stefan Von Reiswitz, Gabriel Alberca, Elena Laverón o

Dámaso Ruano.

‘1980-1999 REVOLUCIÓN Y EUFORIA ARTÍSTICA’

El apartado ‘1980-1999 Revolución y euforia artística’ posa su mirada en

aquellos artistas que festejaron la llegada de la democracia y propiciaron la

eclosión creativa de los ochenta, años en los que la sala del Colegio de

Arquitectos supo captar la esencia contemporánea más irreverente e

imaginativa. Reflejo de aquel momento son los trabajos de Diego Santos,

Carlos Canal, Sebastián Navas, Chema Lumbreras, Bola Barrionuevo, Rafael

Alvarado, Isabel Garnelo o Rogelio López Cuenca, entre otros, que pueden

verse en esta sección. En 1988, el Ayuntamiento de Málaga creó la Fundación

Picasso, marcando el inicio de la recuperación de la figura del genio a través

del estudio y la difusión de su obra. La Casa Natal, inaugurada en 1998, se

convirtió en el equipamiento cultural más importante de la ciudad y en la

primera piedra de lo que más tarde sería la ciudad de los museos. Durante los

años noventa, la labor de la Galería Alfredo Viñas marcaría un antes y un

después en el apoyo y difusión de la creación contemporánea, haciendo

especialmente visible la enorme potencialidad de los artistas malagueños y

andaluces.

‘2000-2021 CIUDAD REFERENTE DEL ARTE CONTEMPORÁNEO’

La actualidad artística protagoniza el último apartado de la exposición: ‘2000-

2021 Ciudad referente del arte contemporáneo’. Con la llegada del siglo XXI se

produce el gran cambio en Málaga. Las inauguraciones del Centro de Arte

Contemporáneo y del Museo Picasso, ambas en 2003, sirvieron para que la

ciudad adquiriese una nueva dimensión, multiplicando el interés por los nuevos

lenguajes creativos y las últimas sensibilidades artísticas. La llegada de la

Facultad de Bellas Artes (2005) propicia a su vez el florecimiento de una nueva

generación de creadores altamente comprometidos con los fundamentos de la

contemporaneidad, entre los que destacan Javier Calleja, Verónica Ruth Frías,

José Luis Puche, Pedro Zamora, Julio Anaya Cabanding, Imon Boy, Javier

Hirschfeld o Aixa Portero.

La eclosión del arte femenino es también síntoma de una Málaga que abraza la

modernidad sin hacer distinción de género, tal y como atestiguan las obras y

planteamientos creativos de Laura Brinkmann, Noelia García Bandera, Paloma

de la Cruz, María Dávila, Hadaly Villasclaras o Victoria Maldonado, entre otras,

que se exponen en esta muestra.

La ciudad de los museos se hace finalmente realidad con la apertura, entre

2007 y 2016, del Museo del Patrimonio Municipal (Mupam), el Museo Carmen

Thyssen, La Térmica, el Centre Pompidou Málaga, la Colección del Museo

Ruso y el Museo de Málaga en la Aduana. Muchas de estas instituciones

impulsan el tejido artístico local y proponen discursos expositivos al más alto

nivel, haciendo de Málaga lo que es hoy: una ciudad referente de la creación

contemporánea.

3

BRINKMANN Y PEINADO

Marta del Corral, comisaria de la exposición, que destaca el “enorme talento

contemporáneo” de los creadores malagueños, llama la atención sobre la

presencia en las tres salas de la muestra de obras de dos artistas referenciales:

Enrique Brinkmann, Francisco Peinado. “Ambos son creadores referenciales

del arte contemporáneo de nuestro país. Pertenecen a la generación

malagueña de los cincuenta, han continuado trabajando todos estos años y a

día de hoy siguen en activo y preparando nuevas exposiciones. En la obra de

Brinkmann y Peinado se constata la evidente importancia del arte

contemporáneo malagueño”.

DOCUMENTAL ‘NUESTRA MIRADA CONTEMPORÁNEA’

‘Málaga Contemporánea’ se completa con el documental titulado ‘Nuestra

mirada contemporánea’, que realiza un recorrido por las principales etapas del

arte contemporáneo en Málaga a través del testimonio de algunas de las

personas –artistas, gestores culturales, periodistas, galeristas, coleccionistas,

directores de museos, arquitectos– que han protagonizado el impulso y difusión

de los nuevos lenguajes artísticos y la construcción de la Málaga cultural

actual.

Enrique Brinkmann, Rafael Alvarado, Paco Aguilar, José Manuel Cabra de

Luna, Carlos Canal, Salomón Castiel, Alfredo Viñas, Tecla Lumbreras, Manuel

Castillo, Carmen de Julián, Fernando Francés, Verónica Ruth Frías, Noelia

García Bandera, Helena Juncosa, Antonio Javier López, Chema Lumbreras,

José María Luna, Guillermo Busutil, Martín Moniche, Sebastián Navas, Pedro

Pizarro, Mari Luz Reguero, Diego Santos, Alfredo Taján o Mariano Vergara,

son algunos de los testimonios que recoge el audiovisual.

Fuente : Ayuntamiento de Málaga 





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