SALA I
Esta sala está dedicada a
piezas de los siglos XV al XVIII de la historia de la Ciudad. En ella tienen
cabida bienes documentales, bibliográficos, grabados, artes suntuarias y artes
plásticas. Las unidades temáticas que
contiene son las siguientes:
LOS
SÍMBOLOS DE LA CIUDAD
El
escudo y el pendón
El 19 de agosto de 1487, Málaga fue
conquistada por los Reyes Católicos e incorporada a la Corona de Castilla.
Pronto se implantaron los nuevos organismos de gobierno, destacando el
Ayuntamiento en junio de 1489. Este solicitó pronto a los reyes que dotasen de
“armas e sello que han de usar”. Por Real Cédula de 30 de agosto de 1494 se
concedió a Málaga su escudo. El 20 de diciembre de 1495, se autorizaría el uso
de pendón o bandera sobre cuyos colores verde y morado se bordaría el escudo y
que se utiliza en procesiones o cortejos solemnes. A lo largo de más de 500
años, estos emblemas fueron enriqueciéndose sufriendo alteraciones y variantes
hasta llegar al actual logo. Los elementos iconográficos originales fueron el
propio recinto amurallado, el Castillo de Gibralfaro con los cautivos
cristianos en su interior, las imágenes de los patronos San Ciriaco y Santa
Paula y el Mediterráneo. A la antigua leyenda “Muy Noble y Leal” y el “Tanto
Monta” de los Reyes Católicos, se le añadirían, desde mediados del siglo XIX,
los títulos de “Siempre denodada”, “La primera en el peligro de la libertad”,
“Muy hospitalaria” y “Muy benéfica” en recompensa por la actitud cívica y la
participación de los malagueños en relevantes episodios históricos.
LAS
FIESTAS BARROCAS
Las grandes celebraciones y
sus protagonistas: la religión y la monarquía
Durante el Renacimiento y el
Barroco, Málaga celebró con gran solemnidad grandes festejos, tanto anuales
como extraordinarios. La ciudad se transformaba y engalanaba con arquitecturas
efímeras. Las luminarias con antorchas en las fachadas y los fuegos
artificiales contribuían a crear una realidad virtual al servicio de la
Monarquía y del Catolicismo. Entre los festejos anuales destacaron los dedicados
al Corpus, a los Santos Patronos Ciriaco y Paula y a la Reconquista. A éstos
habría que añadir celebraciones religiosas extraordinarias, como la organizada
en 1654 donde el Ayuntamiento y el Cabildo Catedralicio juraron defender el
Misterio de la Inmaculada, culminando con una procesión donde desfiló el
Simpecado que puede contemplarse en la sala. La Monarquía fue también
protagonista, con motivo de victorias militares, nacimientos, proclamaciones o
fallecimientos de reyes. En este último caso se erigían en la Catedral
espectaculares túmulos. Se muestran en la sala los planos de los construidos
con ocasión de los fallecimientos de Felipe III y del príncipe Baltasar Carlos.
El Ayuntamiento siempre estuvo representado con el pendón o bandera bajo las
mazas de plata que en la sala se exponen. Los libros de fiestas como los que
pueden verse en la vitrina nos relatan pormenorizadamente estas costosas
celebraciones donde no faltaban la Tarasca en el Corpus, los carros o “rocas”,
los “toros y cañas”, el baile y la música.
LA
EVOLUCIÓN DE LA CIUDAD
La
trama y el crecimiento urbano
En 1487, Málaga contaba con 15.000 habitantes.
Disponía de un sistema defensivo imponente basado en la Alcazaba y Gibralfaro y
en sus murallas. Su caserío estaba marcado por la horizontalidad. Solo los
alminares sobresalían, especialmente el de la Mezquita Aljama. Sus calles eran
estrechas y laberínticas. Del aspecto que presentaba la ciudad entonces tan
sólo nos queda la interpretación que nos ofrece un dibujo de Emilio de la Cerda
realizado en el XIX y que se expone en la sala. Durante la Edad Moderna, la
ciudad creció hasta superar los 50.000 habitantes pese a devastadoras
epidemias. Se acometieron importantes reformas urbanas. Así se amplió y
regularizó la actual plaza de la Constitución donde se estableció el
Ayuntamiento. Este espacio se comunicó con el puerto abriendo la calle Nueva.
El perímetro amurallado fue rebasado y sustituido por las actuales calles de
Carretería y Álamos. El Perchel, la Trinidad o Capuchinos crecieron al amparo
de los conventos allí establecidos. Antes se habían abierto nuevos accesos en
la muralla, como la Puerta Nueva. La Mezquita Aljama se convirtió en la
Catedral y las principales mezquitas se transformaron en las primeras
parroquias. Se ampliaron el puerto y las atarazanas... El cartógrafo José
Carrión de Mula dibujó en 1791 el plano de Málaga más detallado e importante de
todos los tiempos y que se muestra en esta sala.
GUERRA
Y DEFENSA
Conflictos
bélicos
Málaga fue frontera
defensiva durante la Edad Moderna, sufriendo la constante amenaza de piratas y
corsarios berberiscos, así como de las armadas de otros países. La preocupación
por reforzar su defensa fue constante. Durante el siglo XVI se contaba, además
de con la Alcazaba y Gibralfaro, con una muralla a lo largo de la costa y tres
fortalezas: la Torre de los Genoveses, otra junto a la Puerta del Mar y la
Torre Gorda. Luego se construirían los fuertes de San Lorenzo, el de Santa
Isabel, el de San Simón y el de San Andrés hacia poniente donde se ubicaba el
cañón expuesto, así como los de Santa Catalina, San Felipe y la Batería de San
Nicolás hacia levante. Por su parte, el puerto constituyó un importantísimo
punto de embarque de tropas, armas y avituallamientos con destino a Italia y al
norte de África. Por aquí pasaban continuamente regimientos y navíos. La ciudad
sufrió en ocasiones bombardeos, como el de 1693. Durante la Guerra de Sucesión,
una flota angloholandesa se dirigió hacia Málaga tras tomar Gibraltar en agosto
de 1704. Se dispuso la evacuación de las monjas y de la plata de las iglesias.
La llegada de una escuadra francesa evitó la invasión. Se produjo con resultado
incierto la Batalla Naval de Málaga frente a las costas de Vélez, que quedó
inmortalizada en este grabado.
LA
CIUDAD CONVENTUAL
Proliferación
y auge de monasterios y conventos
Desde finales del siglo XV,
Málaga asiste a la fundación de numerosísimos monasterios y conventos que
ocuparon los mejores solares tanto dentro como fuera de las murallas. Su poder económico y su influencia social y
artística fue enorme. La fisonomía de Málaga se transformó. Abundancia de
campanarios, presencia de tapias de huertos y recintos monacales, continuo
tañido de campanas, presencia de monjes y frailes en las calles. Estos
difundieron devociones, crearon cofradías y hermandades y pusieron en marcha
iniciativas docentes y de asistencia social. Se erigieron un total de 25
cenobios masculinos y femeninos, habitados por dos mil frailes y monjas, casi
un 5% de la población. Destacaron por su riqueza y monumentalidad los
levantados fuera de las murallas: La Merced y la Victoria al norte, el de
Capuchinos en el noroeste, el de San Francisco o San Luis el Real, el de la
Trinidad, el del Carmen y el de Santo Domingo al oeste, que dieron lugar a
populosos barrios. Grandes clientes de arquitectos, escultores, pintores y
plateros, frailes y monjas construyeron
templos, claustros y espadañas. En ocasiones disponían un “compás” o amplio recinto de
entrada donde podía situarse una imagen devocional, como la Inmaculada del
Convento de San Pedro de Alcántara que se expone en la sala.
ARTE Y DEVOCIÓN
Los
Desposorios místicos de Santa Margarita de Il Parmigianino, una obra maestra
Atribuida a Girolamo Francesco Mazzola, más
conocido como Il Parmigianino (Parma, 1503-Casal Maggiore, 1540), Los
Desposorios místicos de Santa Margarita es un magnífico ejemplo representativo
del primer Manierismo italiano y una de las mejores piezas del patrimonio
artístico del Ayuntamiento de Málaga. En 1529, durante su periodo boloñés, Il
Parmigianino realiza esta espléndida composición pictórica para la iglesia de
Santa Margarita de Bolonia. Es una clara muestra de su característica elegancia
y del artificio y colorido irreal procedentes de la influencia de su maestro,
Il Correggio, unido a la búsqueda de belleza mediante la distorsión y
alargamiento de las figuras y a la lánguida dulzura, presente en las miradas de
la santa y del Cristo niño y en la leve sonrisa del arcángel san Miguel. En la
composición de figuras, encastradas casi como en una labor de orfebrería,
destaca la de Santa Margarita en su sacra conversazione con el Cristo niño
sobre la horizontal del resto de las figuras que termina en las de san Jerónimo
y san Agustín, con el destacado volumen de la Madonna, que delicadamente baja
la vista. En 1815, devuelta al Ayuntamiento
de Roma tras su robo durante los saqueos de las tropas de Napoleón, fue
expuesta en la Pinacoteca Nacional de Bolonia como una de sus obras más
famosas. Después fue adquirida por Guillermo B. Newbery que, en 1870, la dona a
la capilla del Hospital Noble de Málaga.
LA
SALA II exhibe obras pertenecientes al siglo XIX.
La sala está dedicada al
siglo XIX, etapa de mayor florecimiento económico, social y cultural de la
ciudad, y época en la que el Ayuntamiento inicia la política cultural que
generará la actual colección de obra plástica.
Las unidades temáticas en
las que se organiza la sala son las siguientes:
EL
MUSEO MUNICIPAL EN EL SIGLO XIX
Una iniciativa de
coleccionismo institucional
Este espacio recrea el
origen de la colección pictórica municipal y aquel diseño expositivo
decimonónico y, por ello, abigarrado del primer Museo de la ciudad que,
inaugurado en 1880, albergaba obras de
artistas locales. Entre 1877 y 1890 la colección reunió 34 obras, que fueron
adquiridas dentro de una política municipal de fomento y protección del arte
mediante encargos, donaciones, concursos y exposiciones. Así, por ejemplo, la
serie de los Cenacheros (Talavera, Nido, Grarite, Herrera y Velasco) se compone
de las obras premiadas en concursos para el alumnado de la Escuela de Bellas
Artes; y Una antesala de Cappa, Un murciano de Moreno Carbonero o Marina de
Guillermo Gómez Gil, entre otras de las obras expuestas en la sala, formaron
parte de la exposición organizada por el Ayuntamiento en 1880. El Museo
Municipal ocupaba unas salas del segundo piso del Colegio de san Agustín, sede
entonces del Ayuntamiento. Su primer Conservador fue José Ruiz Blasco, padre de
Picasso, al que se dedica en la sala un lugar destacado. Funcionó
intermitentemente hasta 1900 y tuvo un papel importante en la formación del
joven Picasso ya que durante sus estancias veraniegas en Málaga acudía al mismo
para realizar ejercicios de copias.
FIGURAS
REALES, HISTORIA Y COSTUMBRES
La pintura de Género y de
Historia. La crítica social y el retrato Las Exposiciones Nacionales fomentaron
los grandes formatos y la pintura costumbrista y de Historia. En ocasiones
ambos géneros se entremezclaron, como en El Alegato, obra de Bernardo
Ferrándiz, el artista valenciano que convirtió a Málaga en un gran centro
pictórico. Aquí, junto a lo anecdótico, la talla de los quintos en un pueblo
valenciano, está presente la crítica social. La presencia lateral de un retrato
de Fernando VII introduce en la obra “el cuadro dentro del cuadro”. El retrato
ha sido uno de los géneros más
cultivados en España. La colección municipal cuenta con la presencia de
creaciones que visualizan a diversos monarcas. Destaca por su excelencia el
magnífico retrato que el malagueño Denís Belgrano dedicó a María de las Mercedes, primera esposa de
Alfonso XII. El cortinaje, el trono y el vestido resaltan la dimensión regia de
la joven e infortunada reina. Por su parte, el sevillano José Villegas, recrea
con pincelada brillante y suelta en La última visita de Don Juan de Austria a
Felipe II el momento en que este Rey encarga a su hermanastro el gobierno de los
Países Bajos. En la escena pueden identificarse personajes relevantes del
momento. La Historia Sagrada aparece representada con el boceto de La
decapitación de San Pablo, de Enrique Simonet. Aquí se aprecia el inicio del
proceso creativo de una obra de gran formato donde destaca el tratamiento del
apóstol y la recreación romántica de la Roma clásica a través de la luz, la
arquitectura y la indumentaria de los personajes.
MÁLAGA
Y EL MAR
La
marina en el paisajismo malagueño
Desde sus orígenes fenicios
en la Antigüedad, Málaga y el Mediterráneo forman una simbiosis perfecta. A
través de este último han llegado pueblos, culturas y creencias. Su carácter
marinero, comercial, portuario, cosmopolita y abierto forma parte indisoluble
de su identidad. En el universo pictórico, la impronta del mar va a marcar una
línea creativa que se inicia en el último tercio del siglo XIX con la
influencia que Carlos de Haes ejerciera sobre una serie de alumnos que se
dedicaron al paisaje realista, especialmente la marina. Éste es el caso de
Emilio Ocón, uno de los principales impulsores de la fuerza que adquiere el
género en la pintura malagueña del siglo XIX. Gran aficionado al mar, estudia
náutica y destaca por su habilidad en el dibujo de barcos. Su obra Crepúsculo
en el Puerto de Málaga había inaugurado en 1878 el realismo de las marinas con
sus pinceladas minuciosas, propias de la toma directa y fiel de la realidad, de
un mar en calma iluminado con la luz propia del Mediterráneo. De entre sus discípulos,
se exhiben obras de dos firmas que muestran la calidad del género en Málaga:
Gartner, que tiñe de tonalidades plateadas y brumosas la marina malagueña y
Verdugo Landi que, en busca de los escasos rincones agrestes de la costa,
centra sus composiciones en olas que dramatizan sus marinas. La imagen de la
ciudad desde el mar fue un tema más recurrente incluso que el mar mismo que,
salpicado de balandros, veleros, jábegas, galeras o barcos de vapor, recorta su
perfil desde el litoral.
EL
BODEGÓN FLORAL EN LOS INTERIORES BURGUESES
Bracho
Murillo. Pintor de las flores
La pintura de flores,
considerada como un género menor, contaba con una asignatura específica para
las clases de “señoritas” de la que José María Bracho Murillo era profesor en
la Escuela de Bellas Artes de San Telmo desde su llegada a Málaga en 1877. Su
labor produjo la consolidación del género pictórico, cuya repercusión fue
también acogida por artistas como José Nogales, Horacio Lengo y Ruiz Blasco,
entre otros. Desde el mismo año de su llegada, y con motivo de la visita del
rey Alfonso XII, Bracho Murillo participa en exposiciones locales con obras
como el bodegón floral dedicado al enlace real con María de las Mercedes. En
esta sala podemos ver diferentes muestras de su especialidad, bodegones con
clara influencia de la tradición dieciochesca valenciana y del barroco
flamenco, pero que demuestran un ejercicio de modernidad en la toma directa del
natural, como se aprecia en esos detalles de hojas o flores caídas. Son
estudios minuciosos de la flora autóctona malagueña: rosas, nardos, hibiscos,
pacíficos, pensamientos, jazmines…, agrupados en finos jarrones de cristal o
porcelana. Combinaciones florales, bien entonadas y compensadas cromáticamente,
que resultaban muy decorativas para la clientela habitual de este género, una
poderosa burguesía que adornaba con ellas sus interiores domésticos.
LOS
FESTEJOS DURANTE LA “BELLE EPOQUE”
El cartel: Entre el
Modernismo, la sofisticación y el casticismo
El nacimiento de la Feria de Málaga en 1887 marca el inicio de un nuevo
género artístico: el cartel de feria. Se le puede considerar heredero del
cartel de toros presente en la ciudad desde 1840 y de los bandos y programas
murales empleados para anunciar los festejos del Corpus a mediados del siglo
XIX. La dimensión turística influye decisivamente. Se conjugan en él elementos
pictóricos y otros procedentes de las artes decorativas. Era preciso difundir
dentro y fuera de Málaga las excelencias, el atractivo y los espectáculos que
se ofrecían cada año. El excelente elenco de pintores malagueños activos entre
fines del XIX y principios del XX como Martínez de la Vega, Jaraba o Murillo
Carreras realizan espléndidas obras conjugando historicismo, casticismo y
modernismo. Éste último está presente en las líneas onduladas de su decoración
vegetal y en la tipografía. Pero el gran protagonista de estas obras es el
costumbrismo casticista. Sobre todo bellas malagueñas ataviadas con la
indumentaria popular de la época. En un segundo plano, aparece casi siempre una
perspectiva de Málaga con sus iconos identificativos. El mensaje de texto va
perdiendo protagonismo. Se muestran en esta sala piezas correspondientes a la
colección del Archivo Municipal: los carteles de Feria de Agosto de 1892, 1910,
1911, 1912 y 1914 y los de los Festejos de Reding de 1895 y 1914.
LAS
MALAGUEÑAS SE VISTEN DE FIESTA
En Málaga convivían hace un
siglo lo popular y lo burgués, lo castizo y lo cosmopolita. También en el
universo femenino. El objetivo de este espacio es el de visualizar la
indumentaria que las malagueñas de entonces empleaban cuando salían a
divertirse. Por una parte, tenemos a las mujeres que vivían en Capuchinos,
Trinidad o el Perchel. Según los viajeros extranjeros “no muy altas, talle
pronunciado, andares garbosos, ojos y pelo negros como el azabache,
“caracolillos” sobre la frente, que con mantilla, peineta y flores naturales
saben componer los más originales, los más graciosos atavíos”. Luego estaban
las “señoras” y “señoritas” de la Alameda, del Limonar y de La Caleta. Eran las
hijas de comerciantes e industriales, muchas veces con sangre foránea en sus
venas. Educadas en La Asunción o por institutrices, se les enseñaba idiomas y
buenos modales. Aborrecían la mantilla y la “toca” y se volvían locas con los
costosos modelos de alta costura traídos de
París. Gracias a la magnífica colección de Francisco Zambrana se exhiben
en la sala dos conjuntos de indumentaria femenina con piezas originales. El
popular está formado por una falda con cinturón y una blusa sobre la que luce
un rico mantón de Manila montado “a la moronga”. El burgués o aristocrático
consiste en un espectacular traje de fiesta de dos piezas en seda adamascada
con galones de pedrería creado por el modisto inglés establecido en Paris
Charles Frederick Worth, uno de los creadores de la Alta Costura.
La
historia de la colección municipal cuenta con unos
antecedentes que se remontan al último tercio del siglo XIX, cuando el
Ayuntamiento de Málaga toma la decisión de crear un Museo Municipal para dar cabida
a una serie de cuadros que había ido adquiriendo durante esos años.
En siglos anteriores podemos encontrar algunos
precedentes en materia patrimonial. Desde la toma de la ciudad por los Reyes
Católicos, el 18 de agosto de 1487, la Corona de Castilla y la asimilación de
la ciudad a ella, generó una documentación que constituyen las primeras piezas
de bienes patrimoniales del Ayuntamiento de Málaga. A partir de ahí, por
encargos directos o donaciones, una amplia variedad de bienes muebles e
inmuebles han ido conformado la Colección del Patrimonio Municipal, compuesta
por espacios naturales, bienes inmuebles y muebles de carácter histórico,
artístico, documental y bibliográfico. En su conjunto, consta de más de 4.000
obras sin contar los fondos archivísticos y bibliográficos.
De la Edad Moderna se
conservan pocas obras, aunque la promoción artística del Ayuntamiento de Málaga
fue constante desde su fundación en respuesta, principalmente, a atender las
necesidades devocionales de la población. Entre las piezas de mayor relevancia
de la colección destaca Los desposorios místicos de Santa Margarita de Franceso Mazzola “il Parmigianino”, donada
por el súbdito inglés B. Newbery para el Hospital Noble tras hacerse cargo de
la construcción y financiación de dicho inmueble
El conjunto de bienes muebles pertenecientes
al siglo XIX es el que hace que la colección municipal adquiera especial
relevancia.
La colección municipal
cuenta con cincuenta y cuatro obras pertenecientes al siglo XIX. El origen de
su pertenencia se debe a diferentes circunstancias, siempre enlazada con la
voluntad del Ayuntamiento por proteger y fomentar el arte y a los artistas
locales. Los cenacheros (Talavera, Nido, Herrera y Grarite), los arrieros
(Grarite, Blanco Coris), las obras que participaron en la exposición promovida
por el Ayuntamiento de Málaga en 1880 y realizadas por jóvenes alumnos de la
Escuela de Bellas Artes (Blanco Coris, Blanco Merino, Buzo, Guillermo Gómez
Gil, Félix Iniesta, Pedro Iniesta, Moreno Carbonero, Reyna) y las adquisiciones
a Federico Ferrándiz (Los Gaitanes) y José Ponce (La religión comprende al
genio), corresponden a al iniciativa de fomentar el ejercicio de las Bellas
Artes y motivar jóvenes vocaciones. Los encargos realizados a Denis (Retrato de
María de la Mercedes), Emilio Ocón (Crepúsculo en el Puerto de Málaga) Martínez
de la Vega (sin determinar), José Ruiz Blanco (Un palomar), Bracho Murillo
(Floreros), Bernardo Ferrándiz (El alegato), Horacio Lengo (1878, Gitana, 1880
Una Moraga), Serafín Martínez del Rincón (La Peña de los Enamorados) y Javier
Cappa (una Antesala), son fruto de un deseo de proteger el arte local y de
reconocimiento a sus principales autores.
Otros cuadros forman parte
de la colección por su aceptación tras el ofrecimiento insistente del artista.
Este es el caso de La llegada rey Alfonso XII al puerto de Málaga de Herrera y
Velasco, Madroños de Juan Oliver Copons y Frutero de Leonardo Camps.
Por último, otras piezas
entraron como consecuencia de otros criterios. Por ejemplo, en 1882 se compra
Un Piropo de Leoncio Talavera ante la insistencia de su propietario, el notario
José Franquelo, que lo había dejado en depósito en el Museo con opción a acceder
a la propiedad previa compensación económica. En 1882 se acepta el Retrato de
Barroso de Manuel Torres y en 1892 Pidiendo auxilio de Verdugo Landi por el
vínculo que el pintor había adquirido con el Ayuntamiento a aceptar dirigir el
Museo Municipal gratuitamente. Por último, en 1894 se compra Paseo en barca de
Guillermo Gómez Gil por ... el deseo de alentar estudios a los artistas de esta
ciudad que ofrecen porvenir...
El objetivo de protección a
los familiares de artistas tras la muerte de éstos, es otra de las razones por
la que la colección se incrementa. Este sería el caso de la obra Pato muerto de
José Denis, expuesta en la exposición de Bellas Artes de 1915 y comprada a la
viuda tras la muerte del pintor.
Otras piezas han entrado por
razones de correspondencia con el Ayuntamiento. Así, tras la muerte de Carlos
de Haes, la Corporación acuerda darle el nombre de una calle al pintor y sus
herederos, en agradecimiento, regalan Restos de un naufragio, Napolitana y
Tropezón en el coro de la catedral de Málaga de Enrique Simonet y Lombardo.
En cuanto a las esculturas
sólo podemos hablar de tres, Peregrinos de Casasola es un relieve en barro que
entrega como muestra de los resultados de los trabajos de pensionado, Busto de
Moreno Carbonero de Mariano Benlliure, regalo del autor, boceto del que hizo en
bronce para el monumento que se proyecta al pintor y que resume todas las
claves del género en el país y una Alegoría en bronce, también de Benlliure,
que adornaba los pedestales sobre los que descansa la figura de Marqués de
Larios en el Monumento que el valenciano le hizo y que, perdido durante muchos
años, se ha recuperado recientemente.
El grupo formado por piezas
del siglo XX es el conjunto más númeroso. Como en las etapas anteriores hay que
hablar de pertenencia a la colección por donaciones y adquisiciones.
Desde principios de siglo se
retoma el factor medioambiental como el mejor exponente de la identidad local y
se canaliza mediante el fomento y estructuración de la industria turística,
circunstancias que condiciona la dinámica cultural especialmente la
patrimonial, ya que las iniciativas por recuperar, mantener y difundir el
patrimonio monumental malagueño se condicionaba a sus posibilidades de refuerzo
de la creación de una imagen que sirviera de atracción turística.
La colección de pintura se
vio incrementada por la inclusión de piezas que entraron por diversas razones.
La más importante fue a consecuencia de la donación de Muñoz Degrain, gesto
motivado por eso continuos lazos de afecto y reconocimiento que el Ayuntamiento
le dispensó desde que se afincó en Málaga. Se tiene constancia documental de la
donación de una de sus últimas obras, Los de Igueriben mueren, que recrea un
episodio de la guerra de África protagonizada por el malagueño comandante Benítez.
Paralelamente a la recepción de donaciones, se
mantuvo la protección a las artes mediante la concesión de las instituidas
pensiones de formación a jóvenes autores. Esa es la razón para que en la
colección figuren la copia del Testamento de Rosales, El viejo de la rifa
(1928) de Ceferino Castro, El viejo del chascarral y Autorretrato de Jiménez Niebla a quien se le concedió la
pensión en 1921; Consolad al triste de Juan Eugenio Mingorance Navas que la
disfrutó a partir de 1922, de Antonio Cañete Desnudo y Paisaje, muestra de la
pensión que loa otorga en 1926. Manuel Mingorance Acién en 1943 fue el primer
pensionado después de la Guerra Civil, que firma en 1948, Escribidme una carta
señor cura y un Desnudo; Félix Revello de Toro, el último pensionado, disfruta
la beca a partir de 1944 y envía como resultado de su aprendizaje Escribidme
una carta señor cura (1945), Desnudo (1948) y Niño enfermo (1949).
Después de la Guerra Civil, se mantiene la
ausencia de una política cultura planificada, salpicada de gestos como el de
crear una Galería de Retratos de Alcaldes. Junto a ellos, y ante la necesidad
de cubrir la publicidad de carácter festivos como las ferias, festejos de
invierno o corridas de toros, se generó la colección de carteles, cuyos
originales engrosaron la colección mediante concurso, siempre financiados por
la corporación.
A partir de los años sesenta Málaga sufre una
reconversión económica debido al turismo que empieza a llegar masivamente a la
costa. Desde el punto de vista patrimonial supuso la degradación del Centro
Histórico, pues una desmedida especulación del suelo no respetó parte del
caserío histórico del centro, que fue dejando paso a edificios sin personalidad
ni calidad. Esto indica un desconocimiento absoluto de los valores patrimoniales
de ese centro histórico y una falta de respeto por la cultura artística del
lugar.
En las últimas décadas del siglo XX, se
produce el primer gesto de sociabilizar el patrimonio municipal y se promueve
la I Muestra de obras pictóricas de la Casa Capitular, una iniciativa que se
repite en 1990, cuando en las actividades que se programan para celebrar el
quinto centenario de la constitución del primer ayuntamiento de Málaga se
inaugura una muestra en la que se exhibe el Patrimonio Artístico y Monumental
de Málaga, exposición que se complementará con la organizada en 2011 titulada:
Pasado y presente en el Patrimonio artístico municipal, 1881-2001, impulsada
por la petición ciudadana y de los grupos municipales y en donde se daba a
conocer nuevas adquisiciones y puesta en valor realizadas sobre la colección
histórica. Estas exposiciones constituyen los antecedentes de la iniciativa de
crear el Museo del Patrimonio Municipal.
En conclusión, la colección de obra plástica
municipal es de una singular importancia, por la representatividad de las
firmas que la componen y por la variedad técnica, estilística y estética que
están presentes en ella, por lo que su puesta en valor y acercamiento a la
ciudadanía era una iniciativa necesaria. Unida a otras colecciones, públicas o
privadas contribuye a hacer de Málaga una ciudad para la cultura.
Teresa Sauret Guerrero.
Política Cultural y Coleccionismo. Municipal.
La Colección de obra plástica del
Ayuntamiento de Málaga,
Fuente :Web oficial Área
de Cultura del Ayuntamiento de
Málaga, 2007.
21/12/2021.- Las
renovadas salas del Museo del Patrimonio Municipal (Mupam)
vuelven a abrir
sus puertas para acoger la muestra ‘Málaga Contemporánea’.
La exposición
semipermanente ha sido presentada hoy por la concejala de
Cultura, Noelia
Losada, acompañada de la comisaria, Marta del Corral. La
muestra propone
un recorrido por los principales hitos de la renovación plástica
malagueña desde
1950 a la actualidad. A través de 130 obras de casi un
centenar de
artistas, la muestra, que podrá visitarse entre el 21 de diciembre y
16 de octubre de
2022, recoge desde la inicial brecha estilística protagonizada
por los artistas
de la generación de los cincuenta hasta la actual nómina de
jóvenes creadores
multidisciplinares cuyas propuestas son reclamadas por los
centros de arte y
galerías de todo el mundo. En esta nueva etapa del Mupam,
la vertiente
didáctica juega un papel primordial.
‘1950-1979
EL GERMEN CONTEMPORÁNEO’
Dividida en tres
apartados, ‘Málaga Contemporánea’ es un proyecto del Área
de Cultura que
toma como punto de partida la ruptura artística que a mediados
del pasado siglo
impulsó un grupo de jóvenes creadores malagueños
agrupados en la
Peña Montmartre (1953) y el posterior Grupo Picasso (1957).
Bajo el título ‘1950-1979
El germen contemporáneo’, la primera sala de la
exposición recoge
el trabajo de los protagonistas de esta avanzadilla
contemporánea que
años más tarde cristalizaría en el Colectivo Palmo (1979).
En esta primera
estación del recorrido por la contemporaneidad malagueña se
muestran obras de
Enrique Brinkmann, Francisco Peinado, Manuel Barbadillo,
2
Eugenio Chicano,
Stefan Von Reiswitz, Gabriel Alberca, Elena Laverón o
Dámaso Ruano.
‘1980-1999
REVOLUCIÓN Y EUFORIA ARTÍSTICA’
El apartado ‘1980-1999
Revolución y euforia artística’ posa su mirada en
aquellos artistas
que festejaron la llegada de la democracia y propiciaron la
eclosión creativa
de los ochenta, años en los que la sala del Colegio de
Arquitectos supo
captar la esencia contemporánea más irreverente e
imaginativa.
Reflejo de aquel momento son los trabajos de Diego Santos,
Carlos Canal,
Sebastián Navas, Chema Lumbreras, Bola Barrionuevo, Rafael
Alvarado, Isabel
Garnelo o Rogelio López Cuenca, entre otros, que pueden
verse en esta
sección. En 1988, el Ayuntamiento de Málaga creó la Fundación
Picasso, marcando
el inicio de la recuperación de la figura del genio a través
del estudio y la
difusión de su obra. La Casa Natal, inaugurada en 1998, se
convirtió en el
equipamiento cultural más importante de la ciudad y en la
primera piedra de
lo que más tarde sería la ciudad de los museos. Durante los
años noventa, la
labor de la Galería Alfredo Viñas marcaría un antes y un
después en el apoyo
y difusión de la creación contemporánea, haciendo
especialmente
visible la enorme potencialidad de los artistas malagueños y
andaluces.
‘2000-2021
CIUDAD REFERENTE DEL ARTE CONTEMPORÁNEO’
La actualidad
artística protagoniza el último apartado de la exposición: ‘2000-
2021 Ciudad
referente del arte contemporáneo’. Con la llegada del siglo XXI se
produce el gran
cambio en Málaga. Las inauguraciones del Centro de Arte
Contemporáneo y
del Museo Picasso, ambas en 2003, sirvieron para que la
ciudad adquiriese
una nueva dimensión, multiplicando el interés por los nuevos
lenguajes
creativos y las últimas sensibilidades artísticas. La llegada de la
Facultad de
Bellas Artes (2005) propicia a su vez el florecimiento de una nueva
generación de
creadores altamente comprometidos con los fundamentos de la
contemporaneidad,
entre los que destacan Javier Calleja, Verónica Ruth Frías,
José Luis Puche,
Pedro Zamora, Julio Anaya Cabanding, Imon Boy, Javier
Hirschfeld o Aixa
Portero.
La eclosión del
arte femenino es también síntoma de una Málaga que abraza la
modernidad sin
hacer distinción de género, tal y como atestiguan las obras y
planteamientos
creativos de Laura Brinkmann, Noelia García Bandera, Paloma
de la Cruz, María
Dávila, Hadaly Villasclaras o Victoria Maldonado, entre otras,
que se exponen en
esta muestra.
La ciudad de los
museos se hace finalmente realidad con la apertura, entre
2007 y 2016, del
Museo del Patrimonio Municipal (Mupam), el Museo Carmen
Thyssen, La
Térmica, el Centre Pompidou Málaga, la Colección del Museo
Ruso y el Museo
de Málaga en la Aduana. Muchas de estas instituciones
impulsan el
tejido artístico local y proponen discursos expositivos al más alto
nivel, haciendo
de Málaga lo que es hoy: una ciudad referente de la creación
contemporánea.
3
BRINKMANN
Y PEINADO
Marta del Corral,
comisaria de la exposición, que destaca el “enorme talento
contemporáneo” de
los creadores malagueños, llama la atención sobre la
presencia en las
tres salas de la muestra de obras de dos artistas referenciales:
Enrique
Brinkmann, Francisco Peinado. “Ambos son creadores referenciales
del arte
contemporáneo de nuestro país. Pertenecen a la generación
malagueña de los
cincuenta, han continuado trabajando todos estos años y a
día de hoy siguen
en activo y preparando nuevas exposiciones. En la obra de
Brinkmann y
Peinado se constata la evidente importancia del arte
contemporáneo
malagueño”.
DOCUMENTAL
‘NUESTRA MIRADA CONTEMPORÁNEA’
‘Málaga
Contemporánea’ se completa con el documental titulado ‘Nuestra
mirada
contemporánea’, que realiza un recorrido por las principales etapas del
arte
contemporáneo en Málaga a través del testimonio de algunas de las
personas –artistas,
gestores culturales, periodistas, galeristas, coleccionistas,
directores de
museos, arquitectos– que han protagonizado el impulso y difusión
de los nuevos
lenguajes artísticos y la construcción de la Málaga cultural
actual.
Enrique
Brinkmann, Rafael Alvarado, Paco Aguilar, José Manuel Cabra de
Luna, Carlos
Canal, Salomón Castiel, Alfredo Viñas, Tecla Lumbreras, Manuel
Castillo, Carmen
de Julián, Fernando Francés, Verónica Ruth Frías, Noelia
García Bandera,
Helena Juncosa, Antonio Javier López, Chema Lumbreras,
José María Luna,
Guillermo Busutil, Martín Moniche, Sebastián Navas, Pedro
Pizarro, Mari Luz
Reguero, Diego Santos, Alfredo Taján o Mariano Vergara,
son algunos de los testimonios que recoge el audiovisual.
Fuente : Ayuntamiento de Málaga
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